10 de febrero de 2012

Peruanos admiten origen boliviano de la diablada

Según una investigación efectuada por el ingeniero boliviano Félix Terán Peñaranda, las danzas de la diablada, la morenada y la llamerada fueron reconocidas como bolivianas por prestigiosos investigadores peruanos desde 1980.

El trabajo de revisión bibliográfica de Terán se remite a los libros El siku bipolar altiplánico (Lima, 1983) del musicólogo puneño Américo Valencia y a Cien Temas del folklore peruano (Lima, 1988) de Alejandro Vivanco, en los que se consignan las fechas de adaptación de las danzas bolivianas por comunidades peruanas y los modos en las que éstas fueron apropiadas.

En el caso de la diablada, por ejemplo, el boliviano cita textualmente a Valencia (ganador del Premio de Musicología Casa de las Américas de 1982) que en su libro consigna que la diablada “fue llevada” de la población de Sikasika (La Paz) a Puno recién en la última década del siglo XIX.

”Los pueblos de la zona sur de Puno fueron los primeros en recibir la influencia del folklore mestizo de Bolivia”, dice Valencia en su trabajo de 1983.

De similar modo el investigador peruano Vivanco reconoce en su obra Cien temas temas del folklore peruano que la llamerada fue llevada a Puno recién en la década de los años 60 y que se trata de “evidentemente una danza importada de la República de Bolivia”.

La investigación realizada por Terán busca que las danzas sean reconocidas como bolivianas y surgió como consecuencia de las declaraciones vertidas en diciembre de 2001 por la embajadora peruana, Silvana Alfaro, en sentido de que las danzas serían “patrimonio compartido por Bolivia y Perú”.

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