21 de febrero de 2012

La falta de un registro hace más vulnerable a nuestros bailes

Desde las danzas más populares hasta las que cuentan con menos difusión en el país son vulnerables a ser plagiadas, y en algunos casos a desaparecer debido a la falta de un registro y una investigación que las respalde y las reconozca como parte de la cultura boliviana.

La Diablada, la Morenada y los Caporales son las tres danzas más populares del país bailadas en distintas regiones del territorio nacional y que han cruzado fronteras, llamando incluso la atención de naciones vecinas que las han incluido en diferentes programas de sus festividades, desconociéndolas como propias de Bolivia.

Así como estas danzas existen otras de diferentes lugares de Bolivia y de menor popularidad que corren el riesgo de ser plagiadas. Entre ellas están los Sicuris, Kachua, Choqqelas, Chunchus, Qqenaqqenas, Huitiquis, Tairari, Pallapallas, Kachua y muchas más que solamente se conocen en las regiones donde se originan y que en algunos casos ni los propios bolivianos las conocen.

La Kachua, por ejemplo, es una danza que se baila en círculo y es conocida como el baile del amor donde personas de ambos sexos la interpretan dando vueltas en un círculo al son del sonido de las flautas y tambores.

Otra de las danzas es la de los Lichihuayus, originaria del departamento de Oruro, que se baila entre un grupo de seis a diez personas con polleras de color blanco y chaquetas bordadas con lentejuelas y un sombrero de plumas.

Los Chunchus es un baile establecido en épocas remotas por los indígenas del trópico. Posteriormente, los collas imitaron el baile cubriéndose el cuerpo de plumas y simulando los pasos. Los bailarines llevaban flechas que descargaban según la exigencia de la música. Últimamente han sustituido el uniforme de plumas con sayas de terciopelo cortas, de varios colores, bordadas con hilos de oro y plata y recargas de lentejuelas. Esta danza es propia de Tarija y aún es posible verla en la fiesta de San Roque.

Al ser parte de la cultura de una región y de un país, las danzas tienen para cada una de las personas que la bailan un significado diferente, en algunos casos los bailarines danzan por la alegría, por fe y devoción y, en otros casos simplemente por la tradición del pueblo o de la familia a la que pertenecen.
¿POR QUÉ NO HAY

REGISTRO?

La ausencia de un registro de las danzas de nuestro país se debe a la falta de una organización para realizar la misma.

El responsable de festividades y eventos del Ministerio de Culturas, Javier Escalier, indicó que es un trabajo muy difícil y que requiere de la participación de mucha gente en el país.

A través de la Dirección General de Patrimonio se está tratando de hacer una catalogación de las danzas, pero los avances todavía son pocos debido a la falta de organización y de gente que se requiere para este trabajo.

Escalier mencionó que ni siquiera en China, donde se pusieron a disposición a más de 100 funcionarios para realizar un registro de las danzas, se pudo terminar de hacer este trabajo.

Indicó que para esto se requieren de personas expertas en el tema, que además hagan una investigación incluso de las variaciones de una sola danza, la vestimenta, la música y la región donde se baila.

“Tenemos un registro sólo del área rural de La Paz que indica que existen 78 danzas originarias. El registro tiene datos fotográficos y musicales y queremos continuar con él en otros departamentos”, manifestó.

Una de las metas para la actual gestión del Ministerio de Culturas es tener un registro nacional de todas las expresiones culturales y un mapa que establezca los lugares y los orígenes de los bailes.

La exministra de Culturas, Zulma Yugar, trató de iniciar este trabajo durante su gestión en el año 2010, pero debido al cambio constante de autoridades el proyecto no pudo hacerse realidad.

“Con la ayuda del Ministerio de Educación, quería que los estudiantes de último año de las unidades educativas puedan levantar el registro en sus regiones, pero esto no pudo concretizarse debido al cambio de autoridades”, dijo Yugar.

La exministra rescata la importancia de esta tarea y asegura que “mientras los bolivianos no sepamos lo que tenemos no podremos protegerlo, ni difundirlo”.

Pero, más allá de contar con una catalogación de las danzas que hay en el país, la verdadera importancia de tener un registro está en la valorización de la riqueza folklórica y cultural que las danzas tienen y que diferencian a Bolivia de otros países.

Para la exautoridad, las danzas bolivianas se diferencian de todas las que se bailan en Sudamérica, porque tienen sus raíces en diferentes culturas ancestrales con características únicas y que corren el riesgo de desaparecer.

Muchos factores, principalmente la globalización, ha hecho que no solamente Bolivia, sino varios países enfrenten el peligro de extinción de algunas danzas que se bailan en regiones con menor cantidad de población o que han perdido su esencia y valor cultural.

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