6 de marzo de 2011

En los barrios hay mezcla de tradiciones carnavaleras

En los barrios cruceños, el Carnaval a la vieja usanza le gana la batalla al tiempo. Para quienes viven en los vecindarios 16 de Julio (Villa Primero de Mayo), Minero, Urkupiña (Plan Tres Mil), El Trigal y El Tutumazo, la festividad de carnestolendas es ocasión para reavivar las costumbres, lo que da lugar a una verdadera fusión de tradiciones.


En los distritos fuera del cuarto anillo, por ejemplo, este año hay gente que está abocada a celebrar los 450 años de fundación de Santa Cruz y arma ‘buris’ a la antigua, con tamborita, culipi, agua y barro, entre tradiciones locales y las que llegaron del interior del país.
Marcia Mendoza, de la comparsa Los Amigos, del área central de la Villa Primero de Mayo, dice que en su barrio no hay Carnaval sin tamborita y ‘cunetazos’ (cuando se embarra a alguien en un charco). “Las mujeres preparamos comidas típicas como el majao o el locro e invitamos a los vecinos. El Carnaval es costumbre más que moda”, agrega.


De acuerdo con el registro de autores como el historiador Alcides Parejas (que escribió El Carnaval cruceño a través del tiempo), y Nino Gandarilla (autor de Cuatrocientos cincuenta años de Carnaval), la fiesta era un momento en el que se ‘jugaba’ con confianza en las calles porque las personas eran conocidas. Actualmente, esta figura se recrea en los barrios que conservan el sentido comunitario de antaño.
Pero en los vecindarios de la periferia también hay cambios, provocados por efecto de la migración. Es el caso del barrio Minero, ubicado en la zona del Plan Tres Mil, donde los hijos de los mineros que abandonaron de los socavones de Oruro y Potosí por el DS 21060, mantienen sus costumbres carnavaleras típicas de esas zonas del occidente del país.


‘El preste’ (la fiesta) dura cuatro días y hay entrada folclórica el domingo. Las mujeres lucen sus mejores galas de pollera y los hombres cargan en sus cabezas los cascos que recuerdan su pasado. “Vienen de El Torno, Yapacaní, de varios lugares. Se come, se bebe chicha y cerveza, y se invita a todos. Nos gusta que los cambas bailen con nosotros cuando se toca la Anata”, explica Olga Vidaurre, dirigente de la asociación carnavalera Flor Naciente Chichas.


En el barrio Urkupiña, al frente del castillo del Plan Tres Mil, los vecinos que llegaron para vivir en la zona hace más de 20 años dicen que han tratado de mantener sus costumbres a pesar de la oposición de algunos vecinos. “Queremos hacer el festejo a nuestro modo, sin pintura y sin barro, con trago y morenada, peronos dicen que esas costumbres no son de acá”, dijo Ernesto Villca, que vive en ese barrio.
En los barrios cruceños también es importante la influencia de la comunidad de residentes vallegrandinos. Son conocidos por la culinaria de los valles mesotérmicos (asadito colorado, pollo mairaneño y k’jaras), y por la organización de corsos folclóricos al ritmo del caluyo.

“Los vallegrandimos hacemos nuestras ‘precas’ en Santa Cruz de la Sierra, pero después todos se van para los valles, una semana antes de la fiesta”, dijo Yenny Banegas, miembro de la asociación de residentes de los valles y propietaria del Rincón Vallegrandino.


Los barrios El Trigal, El Tutumazo y Flamingo son algunos de los que tienen mayor influencia de la cultura de los valles. Entre los residentes se ha llegado a debatir sobre cómo debería orientarse el festejo, si debe modernizarse o si debe mantenerse con cualidades de antaño.
Lo cierto es que el Carnaval es diferente según donde se lo organice. “Que cada quien vaya donde se sienta más cómodo”, dijo Carlos Justiniano, de la comparsa Los Buenangos, de la Villa Primero de Mayo.

Residentes del interior copan locales
El Gigante Mágico Popular de los paceños, la sede de los Alcapones y Cocanis de Oruro son algunos de los lugares que se prepararon para albergar a los carnavaleros de la comunidad de distintos lugares del interior del país, durante los cuatro días de festejos.
En el local de los paceños, ubicado en el barrio 4 de Noviembre, empleados de ese lugar informaron de que se espera la llegada de los carnavaleros durante el fin de semana. Allí se albergarán cerca de 5.000 personas. La comunidad paceña también organiza actividades que siempre cuentan con buena asistencia.
En el caso de la sede de los Alcapones, tercer anillo y Doble Vía La Guardia, los orureños se reúnen cada año para compartir. Al lugar asisten residentes de todos los barrios de Santa Cruz.
Sucede algo parecido en otros locales de la ciudad, donde se acoge a residentes de Potosí, Cochabamba y Sucre. Sin embargo, por temor a ser sancionados por el Gobierno Municipal su actividad no se difunde demasiado, informaron algunos vecinos. Los locales Tutumazo y Rincón Vallegrandino quedan vacíos durante la época carnavalera, puesto que la mayoría de los vallunos vuelven a sus pueblos por estas fechas, indicaron en la portería de El Tutumazo.


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