10 de marzo de 2011

Los misterios de la q´oa

“Ponle un poquito más de dulces y algunos misterios más, que la mesa esté bien rica para la Pachamama, porque este año me tengo que comprar un camioncito más”, pide Juan Carlos Flores a Raúl Ayma, vendedor de qanun, mientras busca con la mirada algunos “ingredientes” entre los cientos de implementos o aditivos que tiene el vendedor en su caseta, como buscando algo especial para agregar a su “mesa de Martes de Ch’alla”.

Presuroso don Raúl -uno de los más antiguos vendedores de objetos para preparar mesas de q’oa del sector del mercado La Pampa- atiende su solicitud y va agregando algunos dulces más; pero no así “misterios”, porque según su experiencia una buena mesa para la Pachamama sólo lleva 24 “misterios”. Como una forma de tranquilizarlo le dice que agregará “sangre de dragón” (una especie de polvo color rojizo), almizcle y otras cositas más, así la mesa estará bien sabrosa. Después de escuchar Juan Carlos Flores expresa su consentimiento con un movimiento de cabeza.

Pero, la duda queda pendiendo en el aire, ¿cuál es la importancia de los misterios y los dulces? ¿por qué son tan imprescindibles?, ¿acaso no se puede comprar “la mesa” para ofrecer a la Madre Tierra sin ellos? Y es que a simple vista los misterios sólo son unas tablillas cuadraditas, delgadas, blancas, que llevan impresas en una de sus superficies algún diseño y los dulces son pedazos de masa opaca, con intentos de asemejarse a alguna figura, pero nada más.

Y quién más que los que los venden podrían explicar su importancia. En un breve recorrido por el sector de las q’oas en el mercado La Pampa, los q’oeros señalan que no es así y que estas ofrendas dulces son elementales a la hora de agradar a la Pachamama en el rito de la q’oa. Según el antropólogo cultural José Antonio Rocha para las culturas andinas la “Pachamana o la Tierra”, es reconocida como la divinidad protectora y cuidadora por excelencia de la vida, la misma que es admirada como madre que ampara y alimenta sus hijos; y asimismo explica que “en el mundo andino existe una relación estrecha y recíproca con los seres tutelares, la tierra constituye con el campesino una unidad indivisible, por lo que no puede comprenderse el uno sin el otro. Por ello como hay una demanda de peticiones hacia la divinidad también se tiene que cumplir con ellos y una manera de hacerlo es a través de la q’oa”.

Los días previos al Carnaval, la actividad de los q’oeros en el sector del mercado La Pampa parecía no tener tregua, todos preparando sus bases de mesas, que consiste en colocar sobre un papel blanco, rectangular, un poco de q’oa esparcida que se cubre con hebras de algodón. Sobre éste se preparaban las mesas de suerte o para la Pachamama.

La q’oera Romualda Flores, con más de 35 años de actividad en el ramo, afirma que toma sus previsiones y que prácticamente desde principios de enero está acumulando los dulces y misterios.

Todos los propietarios de casetas en La Pampa saben que, como todos los años, comenzarán a visitarlos los proveedores de mercadería de La Paz y Oruro para ofrecerles los dulces y misterios, que son trasladados y comercializados en cajas. El costo se fija de acuerdo a la oferta y la demanda del momento; pero los compradores no escatiman tanto a la hora de adquirirlos puesto que al fin y al cabo se trata de los objetos más apetecibles en la “mesa de la q’oa”.

Toya Guzmán, esposa de Ayma, curandera de oficio, afirma que los misterios y los dulces son los implementos que llevan el mensaje directamente a la Pachamama y que no existe objeto o artículo que pueda reemplazarlos, “el sullo de llama es la carne del plato y los dulces y misterios son como los ingredientes indispensables para preparar un menú sabroso; sin ellos es como si se ofreciera un plato vacío a la Pachamama y no se puede prescindir de ellos”.

Un trabajo sin tregua

Raúl Ayma tiene una fábrica de producción local que se encarga de preparar dulces y misterios para el consumo particular, porque posee la creencia de que están elaborados con mucha más fe y que por eso hay más suerte a hora de vender sus preparados.

Los dulces como los misterios están elaborados en base a azúcar y este año ni la especulación ni la escasez del producto pudo frenar su trabajo, y es que según los cálculos de Ayma, para este Carnaval utilizó 100 quintales de azúcar para producir sus implementos; y aunque la tarea fue un poco más complicada en esta oportunidad pudo mantener el negocio vigente gracias a sus proveedoras que “nunca le fallan”.

Recuerda que hace un tiempo tomó la decisión de elaborar sus propios misterios y dulces, ya que en alguna oportunidad descubrió que su anterior proveedor mezclaba el azúcar con estuco y esto, lejos de agradar a la Pachamama es una ofensa. Para evitar alguna represalia de la divinidad decidió a trabajar el mismo.

Una parte de su producción la vende en Santa Cruz, otra la exporta a la Argentina, una mínima la distribuye entre los curanderos locales, pero la mayoría se queda para consumo interno.

Fabricación de los dulces

La fábrica de Ayma funciona a base de trabajo hormiga, donde siete personas se encargan de producir estos insumos diariamente. La producción se inicia diluyendo el azúcar a fuego lento, con un poco de ácido cítrico; cuando ingresa en proceso de ebullición es retirada para batirlo y así enfriar la mezcla; posteriormente, se reparte en pequeños pocillos y luego, con la ayuda de una cuchara, vaciar sobre la huella que dejó el molde sobre el bateón de harina.

Los misterios también son producidos con azúcar, pero molida, la cual es mezclada con un preparado especial de agua hirviendo y cola de carpintería; y mediante un trabajo similar al que se realiza en la elaboración del pan se va quitando la humedad de la masa con algo más de materia prima. Luego se lleva a la mesa para ser amasada y aplanada hasta llegar al grosor adecuado. El “choco”, el empleado más antiguo de Ayma, afirma que esta tarea no es tan complicada gracias a los implementos, tanto de aplanado como de corte y que, en realidad, lo más “moroso” es sellar las piezas una a una.

Doña Toya cuenta con alrededor de 100 sellos, cada uno de ellos se utiliza de acuerdo al objetivo que se persigue con la ofrenda de la mesa, si es para alma, para salud, prosperidad u otros. De igual manera se sigue la misma lógica con los moldes de los dulces para la Pachamama. Para finalizar ambos artículos se dejan orear y luego se trasladan a las placas de enfriamiento, por el lapso de unos días antes de la bendición.

La familia Ayma Guzmán tiene la tradición de ch’allar y q’oar la producción que será comercializada y no escatiman en elementos e implementos que ofrezcan una comida especial a la Pachamama. Este ritual se realiza en tres ocasiones, para navidad, para la fiesta de carnavales y para el mes de agosto.

Una vez que los misterios y dulces han sido “curados”, o bendecidos, el producto es acomodado sobre las mesas de q’oas” para ser utilizadas durante este Martes de Carnaval.


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