16 de agosto de 2009

Urkupiña, la identidad de los bolivianos en el mundo


La fiesta en honor a la Virgen de Urkupiña tiene sus réplicas en varias ciudades del mundo debido a que muchos migrantes, especialmente cochabambinos, no pueden volver a Quillacollo en estas fechas y recrean la celebración para no perder sus tradiciones. Estos festejos tienen algunas diferencias con los ritos efectuados en nuestro departamento, pero mantienen el principio capitalista del “préstamo” que los devotos solicitan a la patrona para obtener bienestar económico.


En julio de 1982, dos familias bolivianas residentes en la Villa Libertador, un barrio periurbano de la ciudad de Córdoba, retornaron de Cochabamba con dos vírgenes de Urkupiña. Fue una coincidencia debido a que entre ellos no existía ningún parentesco, explica la antropóloga, Marta Giorgis, quien investigó durante siete años la celebración de esta fiesta en Argentina.
Estas imágenes se denominaron la “virgen chiquita” y la “virgen grande”. Doña Alicia, propietaria de la “virgen chiquita” y “fundadora de la fiesta”, mandó a oficiar una misa el 15 de agosto de 1982, en la parroquia “Nuestra Señora del Trabajo”. En esa primera celebración, se hizo una procesión con algunos bailarines, y luego una fiesta en la casa de esa familia.


Los dueños de la “virgen grande” hicieron algo similar, pero en un barrio colindante a Villa Libertador. Un año después, e-llos se acoplaron a la celebración de la “virgen chiquita” y a partir de esa fecha las dos son las patronas homenajeadas por dos parejas de pasantes (dos entrantes y dos salientes).


La fiesta dura tres días, igual que en Cochabamba, pero se la programa para el fin de semana más próximo al 15 de agosto, debido a que los participantes son trabajadores y no pueden abandonar sus fuentes laborales para dedicarse a la celebración. “La fiesta no puede identificarse como ocio, es un trabajo que dura aproximadamente nueve meses”, explica Giorgis.


En ella, participan los migrantes bolivianos que viven en este y otros barrios de la ciudad, que, según explica la antropóloga, superan las mil personas y provienen del occidente del país, especialmente de Potosí, Cochabamba, Oruro, La Paz y Chuquisaca.
La fiesta empieza la “víspera” (noche del viernes), que es el día en el que los pasantes sacan a las vírgenes de la parroquia y las llevan a una pequeña sala para realiza el “cambio de ropa”. Las llevan al patio, revientan cohetillos y sirven ponche caliente con empanadas. Toca la banda. “Esa noche, los cordobeses saben que al día siguiente empieza la fiesta de los bolivianos”, dice la experta.


El segundo “Día de la Fiesta” empieza con los autos vestidos (cargamentos), que hacen un recorrido hasta la plaza principal donde está la parroquia. La entrada está adornada por arcos armados con banderas bolivianas y argentinas, además de aguayos y flores. A las 11:00, aproximadamente, empieza la misa, que es custodiada por cuatro bomberos argentinos, que son especialmente invitados por la comunidad. “Cuando termina la misa, hay una multitud de gente esperando a las dos virgenes.

Ellas salen en dos tarimas transportadas por los pasantes.
Hay un momento en el que los “salientes” pasan el cargo a los “entrantes” y parece que el tiempo se detiene. Antropológicamente hablando, ése es un momento socialmente denso”, narra Giorgis. Esa ceremonia se realiza con una especie de q’oa grande lograda con incienso y cohetes y al concluir empieza la peregrinación en la que participan las fraternidades de Caporales Villa Libertador, en su mayoría cochabambinos (Virgen Grande), y los Tinkus Jallalla Bolivia Tinkuy Potosí (Virgen Chiquita).


El recorrido alcanza entre 15 y 20 cuadras de este barrio. El cura encabeza la procesión junto a las dos vírgenes.
Algunos argentinos los esperan con mesitas y refrescos, otros sólo miran. Algunos años se sumaron “gauchos a caballo” y fraternidades de bailes típicos de ese país, como zamba, chacarera y malambo. Después, se hace un acto cívico en el que se izan las banderas boliviana y argentina y se entonan los himnos de ambos países.


La fiesta continúa en salones donde se reúnen para bailar y comer. La gente va colgando billetes en su ropa como donación para el gasto que se avecina.


El último día “La Despedida” tiene lugar en domicilios particulares de residentes bolivianos.

Diferentes ritos, similares motivos

En otros departamentos también hay celebración

Muchos cochabambinos que viven en La Paz, cuando no pueden viajar hasta Quillacollo para ir al calvario de la Virgen de Urkupiña, se van a una réplica que desde hace algunos años se hace de esta fiesta en la avenida Periférica, en la parte alta de la zona de Villa Fátima, donde la gente realiza una peregrinación en busca del favor de la Patrona.


La fiesta empezó sobre un río en esta región, debido a que en él, un 15 de agosto se encontró una roca partida en dos, con el rostro de Jesús. Por la fecha en la que esta imagen fue hallada, su celebración se asoció con la de la Virgen de Urkupiña en Cochabamba.


En ese río la gente incluso alquila combos y martillos para cumplir con el ritual de la extracción de las piedras e igual que en el Calvario existen personas que fletan estos instrumentos por 5, 8 ó 10 bolivianos. Muchos de los fieles que participaron en esta celebración, aseguran que los pedidos realizados en este lugar también fueron cumplidos. En este santuario la gente también pide terrenos, casas o autos, además de la conclusión de estudios en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).


También en Santa Cruz se realizan misas en honor a la Virgen de Urkupiña.

Urkupiña en España

Este año, en Madrid la Gran Fiesta de la Integración en honor a la Virgen de Urkupiña se organizó en el parque Tierno Galván, el 15 de agosto a partir de las 12:00 y, según sus organizadores, se calculaba que participarían 420 danzantes bolivianos que llegaron de todos los países de Europa.


Esta celebración se realiza desde hace seis años, y la encargada es doña Dora Bolaños, propietaria del restaurante La Perla Boliviana. Ella, con el apoyo de toda su familia, son declarados como los más fervorosos creyentes de la Virgen de Urkupiña en España.


Los danzantes llegan para ofrendar su mejor don que es bailar sayas, morenadas, sikus, etcetera, y lo hacen para que la Virgen les bendiga durante todo el año. La fiesta es grandiosa cuando se ven todos los colores de los vestuarios realizados a mano, la calidad y diseño de éstos en diferentes coreografías de bailes algunos ancestrales y sobre todo por la participación del público que el año pasado se registró en más de 15 mil espectadores.

Fiesta en EEUU

En Estados Unidos, la fiesta de la Virgen de Urkupiña ya está institucionalizada, por la gran cantidad de bolivianos residentes en Virginia, Maryland, Rhode Island, Boston y varias ciudades de California.


Durante todo el año, los bolivianos del Sur de California se reúnen cada domingo en el parque Chevy Chase ubicado en la calle 4165 Chevy Chase Dr. Los Ángeles, para ensayar caporales, thinkus y morenadas, desde las 18:00, con una coreógrafa llamada Cristina, que les enseña los pasos de baile.


Las fraternidades participantes son Los Sambos, Kiyaruna, Bolivia Internacional y Morenada Real Imperial.
La celebración de este año, empezó el sábado 8 de agosto, pues los bailarines participaron en El festival del Corn en la Habra y después del desfile la Morenada Real Urkupina invitó a una tarde valluna.


La misa para la Virgen fue organizada por las familias Thomas y Mercado el sábado 15 a las 12:00 en el templo Saint Martin Church Hall, ubicado en Central Avenue 593, Sunnyvale California 94086.

También en Chile

La organizadora de la celebración de la Virgen de Urkupiña en Santiago de Chile es María Delfí Claure, una beniana de nacimiento pero cochabambina de corazón, tras haber vivido por 40 años en nuestra ciudad. Ella es devota de la Virgen y asegura que cuando vivía aquí, su hija bailaba en los caporales.


La celebración de este año empezó con una misa del Santo Rosario, en el templo Italia, realizada con la participación de todos los migrantes cochabambinos. La fiesta fue organizada para el 15 de agosto a las 12:30 en la plaza de los inmigrantes, el parque Bustamante, donde se prepararon salteñas y sajta de pollo. Cada año en este festejo, una banda de músicos bolivianos empieza tocando una canción de Enriqueta Ulloa, para la Virgen de Urkupiña, y aunque todavía no tienen fraternidades, bailan con trajes de morenadas y thinkus. Se calcula la presencia de al menos 45 bailarines.


María Delfí es la pasante del vestido de la Virgen, que este año será de color tumbo, con capa blanca. La tela fue comprada en Cochabamba.

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