La Anata Andina, que año tras año se realiza en Oruro el jueves precedente al Carnaval, es la muestra de la riqueza cultural de los pueblos andinos, que llegan a la ciudad ataviados con sus mejores trajes originarios, coreografía y música.
La responsable de organizar esta entrada es la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Oruro (Fsutco), desde 1993, que es interpretada como el juego o alegría del altiplano boliviano, expresada a través de danzas y música autóctonas.
Desde muy temprano, los días como hoy, antes del Carnaval, miles de personas llegadas de las provincia tanto orureñas como de otros departamentos, danzan al son de moseñadas, lichiguajos, pincilladas, tarqueadas, y mucho más, en agradecimiento a la Madre Tierra, Pachamama o naturaleza.
Encabezan esta expresión cultural, las autoridades originarias y dirigentes de la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Oruro (Fsutco) que se concentran en la Avenida 6 de Agosto y calle Aroma para hacer un pequeño ritual pidiendo permiso a la Pachamama para comenzar la entrada.
Son más de un centenar de conjuntos autóctonos que recorren aproximadamente tres kilómetros, pasando por la Plaza 10 de Febrero hasta llegar a la Avenida Cívica "Sanjinés Vincenti".
Entre sus ornamentos están los ramilletes de flores y otros complementos típicos del altiplano que simbolizan, a decir de Aníbal Alarcón, la "tradicional Pakuna", que sería la representación genuina del florecimiento de los cultivos.
La vestimenta bastante llamativa, por todos los atavíos que llevan, con diseños multicolores, típicos del altiplano, pues incluye sombreros, ch’ulos (gorras tejidas), aguayos, ponchos, abarcas, chalinas, cintas, chuspas (bolsitas de colores en las que se lleva coca), abarcas, entre otros, además de animales silvestres disecados y fruta típica de su zona.
Los instrumentos nativos con dulces melodías contagiaron la alegría del tiempo del jallupacha (lluvia).
Al llegar a la Avenida Cívica Sanjinés Vincenti, cada delegación de danzarines realiza una demostración de su coreografía, que es calificada por un jurado para luego premiar a la mejor presentación de acuerdo a algunos parámetros. Asimismo, efectúan un ritual en algunos casos con el sacrificio de llamas, cuya sangre es regada como ofrenda a la Pachamama.
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