12 de febrero de 2013

Jisk’a Anata 2013 Cuarenta y ocho agrupaciones fusionaron lo mejor del folklore


WÁLTER GÓMEZ, OFICIAL MAYOR DE CULTURAS, ENCABEZÓ LA JORNADA QUE ESTUVO BIEN ORGANIZADA Y TUVO UN DESARROLLO MUY SATISFACTORIO.

Un total de 48 conjuntos tomaron ayer el centro de la ciudad al efectuarse desde el mediodía el Jisk’a Anata, entrada folklórica que unió los acordes y coreografías del área urbana y rural.

“Es Jisk’a Anata es un encuentro entre los hermanos de las provincias y la ciudad, además, de otros departamentos”, dijo el oficial Mayor de Culturas de la Alcaldía, Walter Gómez, quien fue la autoridad que encabezó la actividad .

En la XIX versión de la entrada folklórica, los conjuntos empezaron su recorrido en la avenida Montes para mostrar su coreografía, música y la vestimenta que llamó la atención de los turistas extranjeros que no dudaron en sacar fotografías de diferentes ángulos.

En la tradicional entrada participaron conjuntos de las provincias paceñas, así como de la ciudad e incluso hubo algunas danzas de otras regiones del país. Una característica de esta entrada es la participación masiva de los ch’utas.

“El Jisk’a Anata tiene como objetivo rescatar y revalorizar las danzas bolivianas. Esta entrada muestra nuestras expresiones culturales que sólo tienen lugar en esta época. Además, tenemos la presencia de Los Olvidados que nos hacen recordar el carnaval de antaño” dijo el Oficial Mayor.

El Gobierno Municipal de La Paz y el Comando Departamental de la Policía Boliviana desplegaron a sus funcionarios para dar seguridad a los danzarines y al público.

La Intendencia controló la calidad de los alimentos y la Guardia Municipal evitó que el público lance globos inflados con agua a los danzarines.

La fiesta del “Anata” que de la traducción del aymara significa ‘juego’, es una tradición prehispánica que comprende un período de alegría y regocijo; en esta oportunidad, se manifiesta la relación ‘jaqi’ (persona) con la naturaleza y la divinidad. Es un tiempo de renovación y regocijo, donde se da un juego ritual entre las familias y la naturaleza.

De acuerdo con diversas investigaciones, el Anata se celebra en febrero porque es una temporada de lluvias donde las plantas están en pleno florecimiento y la gente debía (en el pasado) festejar este renacimiento con juegos con agua bailes y tributos a la madre tierra.

Esta tradición fue adoptada por la urbe desde los años ‘40, pues se acostumbraba que el lunes de carnaval esté reservado al concurso de orquestas típicas y danzas nacionales, una especie de entrada folklórica que se realizaba en la planicie del Montículo en la zona de Sopochachi, ahí los mejores en bailecitos de la tierra, cuecas, mecapaqueñas, chayanteñas, pasacalles, huayños y danzas indígenas, sobre motivos aymaras, recibían premios.

Además en el concurso se tomaba en cuenta la alegría, lo llamativo de los trajes y la letra de las canciones.

No obstante, durante una temporada esta actividad fue desapareciendo, hasta que hace 13 años la Sociedad Andina de Conjuntos Folklóricos se propuso llenar ese vacío con una entrada que rescate la música y danzas carnavaleras de las provincias paceñas.

Desde entonces el Jisk’a Anata se convirtió en la Sede de Gobierno en una expresión folklórica que perduró a lo largo de este tiempo.

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