6 de junio de 2009

Y el gran día llegó



El Gran Poder involucra a todos y la fiesta se espera contando las horas, los minutos y segundos. A las 7.00 de hoy, finalizará la expectativa de un año y comenzará la fiesta que todos aguardan.

Desde el armador de graderías, pasando por la vendedora de sándwiches, hasta llegar a los espectadores, la entrada se la vive intensamente, ya sea en familia, en grupo de amigos o trabajando.

Y es que en la celebración andina, no sólo son protagonistas los bailarines (40 mil danzarines), la participación del público tiene un papel central en la fiesta.

La gente (se calcula cerca a 300 mil espectadores) aguarda la entrada como una oportunidad de compartir con la familia. Como doña Lucía Román, quien además de acompañar en la mañana a su hija, figura de una morenada, quiere ver la entrada con sus hijos. “Miraré la entrada hasta que me haga frío”, indicó.

O como dice Gonzalo Choque, un joven de 17 años, para compartir con sus amigos del colegio La Paz. “Eso sí, no nos quedaremos en un lugar, vamos a ir por el recorrido”, señaló.

No faltarán los residentes del interior, como el cochabambino Denis Valenzuela, quien espera la llegada de sus familiares, para “admirar y apreciar la entrada”.

Aunque también la festividad será motivo del reencuentro con las raíces. Tal es el caso de Juan Roca, quien verá la entrada después de 10 años, tras su retorno de Japón. Su hermana, Martha, bailarina de la Llamerada San Andrés, aseguró que Juan la acompañará en el recorrido, para “ver la entrada desde adentro”.

Doña Lucía tiene todo planificado, se levantará a las cinco de la mañana para ayudar a su hija, que debe vestirse y peinarse para bailar en las Rosas de Viacha.

Luego preparará las ollas con mucha comida, para ver la entrada en las graderías, que se instalaron en la puerta de su casa, ubicada en la zona del Gran Poder, donde empezará la fiesta.

El valluno Denis vive en La Paz desde este año y ya espera con impaciencia la entrada, más aún con la llegada de sus tres amigos “cochalas”, que sólo vendrán para ver las morenadas. “Llegarán a las seis de la mañana, los voy a esperar y, después de un buen desayuno, iremos a ver la entrada”, aseguró el cochabambino.

Gonzalo es un joven que cuenta las horas para ir al evento, porque, además de encontrarse con sus amigos, el Gran Poder es la oportunidad de conocer amigas. “Habrá un montón, seguro que haremos amistades”, aseguró.

Si el tiempo no alcanza, hay solución para todo. En la calle Baptista, en el Cementerio, desde ayer se instalaron peluquerías improvisadas, arregladoras de uñas o vendedores de zapatos. Por eso, si a la hija de doña Lucía o a Martha les falla algo, de seguro que podrán peinarse, pintarse o hacerse el maquillaje.

De esa forma, el Gran Poder se espera y vive con anticipación, hasta que entre la primera fraternidad. Ahí empieza la fiesta.

Comida para todos los gustos

No se puede ver la entrada sin un buen plato de chicharrón o un jugoso sándwich de chorizo, acompañado de una gaseosa, refresco de fruta o cerveza.

Los platos especiales, sándwiches de chola o chorizo y otro tipo de comida se prepararon hasta la madrugada de hoy.

“Dejamos listas las verduras un día antes y mañana (hoy) vamos a venir a las cinco de la mañana para preparar los ahogados y las carnes”, dijo Evelín Hernani, una comidera del mercado Miraflores, quien cocinará ocho tipos diferentes de platos especiales, que costarán entre ocho y 20 bolivianos cada uno. Además hará 40 a 50 almuerzos, a sólo seis bolivianos.

Rocío Galarza contó que comenzará a preparar los chorizos, para freír, a las cinco de la mañana. Después de cuatro horas se ubicará al final del recorrido, para venderlos a siete bolivianos cada uno. De la misma manera, Esperanza Quispe y Julia Rodríguez prepararán sándwiches y las patitas de chancho y refrescos, desde la madrugada. Ellas no tienen puestos fijos y deambularán por todo el recorrido.

Armar y desarmar en dos días

Marcelo Sixto no dormirá en dos días. Debió armar, entre anoche y esta madrugada, las graderías donde el público presenciará la entrada. Y tampoco lo hará esta noche, porque debe desarmarlas hasta mañana.

“Son dos días que no se duermen. Es un trabajo sacrificado, porque toda la noche armamos las graderías, al día siguiente vendemos los lugares y por la noche de nuevo tenemos que retirarlas”, dijo Marcelo, quien hace 22 años se dedica al armado de las graderías para la fiesta del Gran Poder.

El trabajo comienza una semana antes, alistando las maderas y, en algunos casos, poniendo a punto los fierros que servirán de estructuras. Anoche, cientos de armadores llegaron a sus puestos alrededor de las 20.00 y esperaron a que sea la medianoche para comenzar a armar las graderías. “No se puede armar antes, por disposiciones de la Alcaldía”, precisó Sixto.

Para este año se prevé que la oferta y demanda determinen el precio de los espacios. “Se cobra entre 10 y 50 bolivianos, dependiendo el lugar y la hora”, señaló.

Los números

La entrada del Señor de Gran Poder en La Paz y sus cifras.

7 de la mañana
La normativa de la entrada establece que el recorrido se iniciará a las 7.00 de este sábado y se prevé que finalizará pasada la medianoche. Se calculan 18 horas de baile.

40 mil bailarines
Entrarán en la fiesta de Gran Poder, según datos de la Asociación de Conjunto Folklóricos del Gran Poder. Este año se espera batir la marca del año pasado.

80 bandas
Se espera que acompañen a las fraternidades. Las danzas pesadas, como la morenada, pueden tener hasta 2 bandas. Cada banda llega a tener hasta 100 componentes.

300.000 personas
Es el número de personas, que la comuna paceña, ha previsto como espectadores de la entrada de este sábado, es decir un tercio de La Paz.

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