6 de julio de 2020

Un poco de historia: talleres y tiendas de trajes festivos Parte 1

Históricamente la ocupación de los bordadores no estaba precisamente en la calle Los Andes, según el bordador Natalio Quisbert. Éste sostiene que los primeros artesanos bordadores de La Paz abrieron sus talleres en la zona de Miraflores, antiguamente conocida como Ayllu Poto Poto. Según Nicolas Acosta, en 1880 (s. XIX), los bordadores estaban en la calle Chirinos (actual calle Mercado) y Junín (Acosta, 1880; 57). La descripción de Acosta no señala qué tipo de bordados ofertaban en estas calles, aunque para fines del siglo XIX hay talleres de bordados para las imágenes religiosas católicas.

A principios del s. XX en la zona de Ch’ijini —concretamente en la calle Illampu— existieron tiendas donde se fletaban “kawas” (petos de cuero de tigre para la danza de Quena-Quena y otras), trajes de Misti sikuris, máscaras y algunas vestimentas decoradas con plumas y perlas. Los artesanos que ofrecían sus trabajos en estas primeras tiendas eran conocidos como Kaweros; en sus tiendas se alquilaban artefactos de plumas, chakanas y petos de puma para las danzas autóctonas.

Las actividades artesanales existentes en el barrio, eran manejadas principalmente por mestizos de clase, los que gradualmente fueron desplazados por los “nuevos” migrantes del interior y las áreas rurales del país que se especializaron como artesanos y que combinaban su ocupación con el comercio que desplegaban sus actividades en las calles (Guerreros, 2012, 23). Otros artesanos bordadores en cambio se instalaron en tiendas muy precarias en la calle Illampu, entre ellos destacaban las familias Chuquimia y Quisbert (entrevista a Quenta, 2013; 35). En este lugar estaban los talleres de migrantes provenientes de la región de Taraco y Achacachi (Mendoza, 2007, 27).

A consecuencia de la Reforma Agraria en 1953, se registró una mayor cantidad de migración indígena, así se produjo la expansión del radio urbano de la ciudad. Hasta la década de 1930 el límite de la ciudad se encontraba en el barrio de Ch’ijini (Guerreros, 2012).

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