19 de julio de 2009

La Virgen del Carmen y el Bicentenario de La Paz fueron festejados en Santa Cruz



Juan Pablo Rodríguez

A pesar de que en la tarde de ayer hacía un calor abrasador, las cholitas paceñas exhibían sus majestuosas polleras brillantes bailando al ritmo de morenadas, mientras cantaban la canción característica de su fraternidad y rodaban sus matracas. Un agudo coro de voces femeninas acompañaba el espectáculo que se inició pasadas las 15:00 en el cuarto anillo de la doble vía a La Guardia. “Fanáticos por siempre”, decía el coro.
Mientras, las personas que se apostaron en las aceras del recorrido que terminaba en el palco oficial, cerca del segundo anillo, aplaudían y festejaban el entusiasmo de los más de 10.000 danzarines que participaron de la X Entrada Folclórica de la Virgen del Carmen.
Inicialmente, los primeros en desfilar fueron la comitiva oficial de la Asociación de Conjuntos Folclóricos Virgen del Carmen de Santa Cruz, la directiva de los residentes paceños y sus reinas, y el padrino de la entrada, el empresario Johnny Fernández. Todos ellos escoltaron a la Virgen hasta el palco oficial y seguidamente se dio paso a las 39 fraternidades que participaron del evento.
Morenadas, tinkus, sayas, caporales, tobas, llameradas, diabladas y otros ritmos folclóricos se hicieron escuchar gracias a las bandas de música que llegaron desde todas partes de Bolivia para este festejo. Todos ellos vistieron sus mejores trajes para la ocasión, incluso hubo quienes tenían preparadas coreografías.
“A nombre de todos los residentes paceños, agradecemos a las autoridades cruceñas por dejarnos divertir y festejar el bicentenario de nuestra querida La Paz”, dijo el presidente de la fraternidad Morenada Verdaderos Alcapones.
Mientras tanto, las calles adyacentes a la avenida estaban abarrotadas de vendedores ambulantes, que ofrecían comida, bebidas alcohólicas, gaseosas y otros artículos.
A pesar de que el control de la Policía y de la Gendarmería era mínimo, no hubo ningún percance mayor. Los espectadores eran respetuosos con el paso de los danzarines y los pasantes demostraron mucho orden y prolijidad para desplegar sus coreografías.
Mientras pasaban las horas también fueron apareciendo quienes se excedieron de copas, ellos utilizaban las calles menos iluminadas como baños públicos. La fiesta se prolongó hasta hoy.

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