3 de abril de 2011

Un juvenil Jisk’a Anata resplandeció en La Paz

Personajes: En el adiós al Carnaval 2011 faltaron los pepinos y los ch’utas, personajes de la fiesta paceña. 

A medida que pasaban los minutos, la espera para que inicie la fiesta del Jisk’a Anata (pequeña fiesta) era más angustiante para Domitila Rojas, quien participaba en este desfile junto con las 20 personas que integraban la comparsa de las awichas o ancianas. 

“Nos convocaron a las once de la mañana y pese a que llegamos una hora después, no comienza todavía”, reclamaba Domitila. 

La convocatoria fue a las 11.00, pero el Jisk’a Anata, denominado “Es tiempo de cosechar... con la fuerza de nuestra alegría”, empezó ayer dos horas después, con el ingreso de las principales autoridades de la Alcaldía paceña y, detrás de ellas, la comparsa de Domitila. 

A su paso, la mujer, con el cabello color cobre y una sonrisa que marcaba el paso de sus 65 años de vida, destacó la poca cantidad de espectadores que asistieron a la entrada. 

Marlene Cáceres, quien desde hace 15 años vende asientos en la avenida Montes, comentó que este año no acudió mucha gente para ver la entrada, por eso remató los sitios. “Hasta el año pasado, cada uno de los asientos costaba 15 bolivianos, pero ahora estoy dando a sólo cinco”. 

A medida que pasaron las horas, ese panorama cambió, pues la gente participó con aplausos y entusiasmo. 

El oficial Mayor de Culturas, Wálter Gómez, agradeció a la población porque, pese a que se postergó la entrada por tres semanas, debido al megadeslizamiento de la zona este de La Paz, participaron 42 fraternidades. 

COMPARSAS. Las fraternidades de danzas folklóricas y autóctonas hicieron gala de sus pasos. 

Una de las agrupaciones que llamaron la atención del público fue la Asociación Ballet Folklórico Educación Arequipa, Perú, con la danza wiphala Istakas, de la comunidad del Kollasuyo. 

“Que viva, que viva mi suegra... que viva, que viva, pero bien lejos”, cantaban los 20 fraternos vestidos con trajes típicos, que llegaron a La Paz por invitación del ballet boliviano Imagen. 

El director del ballet, Henry Coarita, contó que ésa es una danza típica de la fiesta del Carnaval. 

El número de participantes de las comparsas, que en su mayoría fueron de ballets, fue similar, como el de las chacareras, sicuris, cuecas, khantus, wakas, saya, pujllay, llamerada, tarqueada, calcheños, caporales y morenadas, entre otros. 

La etnia esse ejja, de la región amazónica de Beni, también participó en la última entrada del Carnaval paceño con la danza autóctona denominada los chamas. 

Durante la entrada de ayer se observó a más comparsas de caporales que de ch’utas y pepinos, dos personajes típicos de esta fiesta paceña que demuestran alegría y picardía. 

Parte de lo recaudado será para los damnificados 

El Alcalde de la ciudad de La Paz, Luis Revilla, informó que parte de lo que se recaudó en la entrada del Jisk'a Anata irá en beneficio de las personas damnificadas. 

La autoridad edil aseguró que “con este apoyo les demostraremos que todos los paceños estamos con ellos y no los vamos a abandonar hasta que se recuperen completamente”. 

Sostuvo que el Jisk’a Anata 2011 se caracterizó por ser solidario, y así debe mantenerse en La Paz. 

Asimismo, resaltó que en esta entrada la gente debe compartir con responsabilidad. Las “cebras” realizaron la campaña “Mídete con el alcohol”. A pesar de ese mensaje, hubo gente que no lo hizo. 

Para destacar 

Este año se realizó la XVII versión del Jisk’a Anata que recorre las calles céntricas de la ciudad de La Paz. 

La entrada empezó en la avenida Montes y concluyó en el ex parque de los monos. 

La festividad fue organizada por la Sociedad Andina de Conjuntos Folklóricos (Soacof). 

En esta versión participaron 42 comparsas y fraternidades autóctonas. En 2009 bailaron 55. 

El resguardo de la seguridad en todo el recorrido estuvo al cargo de efectivos de la Policía Nacional. 

La Dirección de Calidad Ambiental hizo operativos para evitar el uso de plumas de aves silvestres. 

En el recorrido se observó varios pasos peatonales para facilitar la circulación de la gente. 

Los asientos costaban entre cinco y 10 bolivianos. En 2009 se alquilaron entre 10 y 20 bolivianos. 



Verónica Zapana Salazar

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