14 de noviembre de 2014

Historiador pide respeto al folklore

El investigador orureño, Henry Ramírez, pidió a las autoridades que respeten y prioricen la defensa al folklore boliviano y por ende al Carnaval de Oruro, que según su opinión “corre riesgo”.

Asegura que uno de los hechos de trascendental importancia se puede advertir en la posible nominación de la festividad de Puno, Perú, como Patrimonio Cultural Inmaterial, por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Explicó que, de acuerdo a la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, se entiende por patrimonio cultural inmaterial, “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos y, en algunos casos, los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio”.

En suma, son las tradiciones y expresiones vivas heredadas de los antepasados y transmisibles a generaciones futuras, por lo tanto, un patrimonio cultural inmaterial es considerado vivo y, por ende, dinámico.

El patrimonio -dijo- es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiendo sentimientos de identidad y pertenencia y, a medida que el mundo cambia, la modernización y la mecanización se incorporan a este proceso vivo y naturalmente propician y fomentan la creatividad.

Consideró que, por esas consideraciones, los investigadores de patrimonios inmateriales, consideran de alta vulnerabilidad, la “fosilización (de la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad), a causa de políticas conservacionistas, la apropiación indebida, la modificación de su naturaleza, dificultades en la transmisión y una gestión descoordinada”.

Ramírez explicó que “el intento de mantener en forma pura o primigenia sólo conduce a fijar, paralizar, congelar y fosilizar un determinado patrimonio cultural inmaterial, perdiendo paulatinamente su valor cultural”, motivo por el cual se “debe inducir hacia una transformación autocontrolada, porque sólo sobrevive lo que demuestra vitalidad, es decir, lo que se transforma”.

La apropiación indebida del Carnaval de Oruro ha surgido, precisamente, porque el manejo del patrimonio cultural “no va más allá del artesanal motivo, por el cual, su impacto en el orden planetario es simplemente imperceptible”, porque su presentación sólo se hace en Bolivia y muy poco a nivel mundial.

Las actividades no son coordinadas ni sujetas de consenso que están produciendo daños irreparables, incluso en su propia naturaleza, porque incluso se impide el desarrollo apropiado de las manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial que, paradójicamente se pretende proteger.

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