16 de agosto de 2016

Urcupiña en Madrid… luces y sombras

Con el paso de los años, la festividad de Urcupiña se ha convertido en un evento que congrega a cientos de bolivianas y bolivianos que buscan por unas horas sentir el aroma de Bolivia en el aire, ese aroma a danza, a folclore, a cultura boliviana… el mismo que se confunde con el particular aroma de salteñas, chicharrones, humintas y muchos platos que preparan señoras y familias para no desaprovechar la oportunidad de ganar algunos euros vendiéndolos a visitantes y uno que otro curioso.

Urcupiña en Madrid se ha convertido en la fiesta más grande de los bolivianos en España, incluso por encima de Carnaval; aunque también es justo decir que tiene algunas ventajas sobre esta. Primero que Urcupiña viene acompañada de buen tiempo, estamos en pleno verano, cuando en Carnaval soportamos el crudo invierno con temperaturas que pueden llegar a bajar a menos de cero grados. Otra ventaja es que en agosto la gran mayoría de trabajadores tiene asignadas sus vacaciones, lo que facilita, y mucho, la llegada de asociaciones, fraternidades y, por supuesto, visitantes desde otros puntos de España. Por último, agosto es para los bolivianos un mes muy significativo y en el que el recuerdo de la Patria lejana se hace aún más latente.

Con todo, el camino para convertirse en una festividad referente no ha sido fácil y tampoco es tan claro. Es más, seguramente si preguntamos sobre el origen de la fiesta a bailarines y bailarinas, muchos serán quienes lo desconocen y habrá quien incluso no sepa ni siquiera la historia de la Virgen de Urcupiña, el sentido del préstamo de piedras o las promesas que hay que hacer para bailar (...).

(...) Lo cierto es que en muchos casos la afirmación “lo importante es bailar”, se hace muy cierta; lamentablemente habría que cambiarla un poco para ajustarla más a la realidad, “lo importante es bailar, como sea, pero bailar…”; ese como sea no será del agrado de quien verdaderamente ama el folclore boliviano, quien lo ama, lo practica y lo respeta puede llegar a indignarse profundamente con algunas de las escenas que toca ver en eventos como el de Urcupiña… Personalmente me afecta, puesto que en mi juventud tuve la suerte y el honor de pertenecer a un ballet folclórico profesional en La Paz, en el que nuestros profesores nos enseñaban la importancia no solo de saber la coreografía o dominar los pasos sino de conocer el significado de lo que bailamos, los detalles, el sentido de cada parte del vestuario, las leyendas y la historia.

Ya sea por falta de medios, de formación o despreocupación de los representantes de fraternidades y asociaciones, la mayoría de ellas comete errores tan grandes que tergiversan totalmente el significado cultural de las danzas que representan. He llegado a ver una fraternidad de pujllay en la que participan mujeres vestidas de hombre... (eso no es un problema en principio), pero con minifalda y reemplazando las ojotas altas con espuelas por zapatos de tacón; o ver cómo una asociación que baila tinku tiene la genial idea de “innovar” y se presenta con trajes de potolos o, mejor aún, con una sicureada al finalizar el paso de la tropa. Chinas morenas con vestidos que más parecen un desfile de corsés, brasiers, babydolls y ropa interior femenina con distintos tipos de encajes; una mujer vestida de flamenca o un toro con sombrero vaquero, gafas de sol y pañoleta tapando la boca al más puro estilo del viejo oeste en una danza de waka toqoris.

A estas alturas saldrá el comentario de alguna persona que diga que todo lo mencionado es positivo, porque se trata de innovar, de mostrar nuestra cultura a los demás, de bailar y pasárselo bien. Casi estoy de acuerdo en todo, ¿innovar? Es un término discutible tratándose de la representación cultural de la que hablamos, es bueno innovar en técnicas de pintura, de escultura, de música, de danza incluso, pero innovar en mostrar la raíz cultural de un país o de una parte de este... No me queda claro cómo se pretende hacer tal cosa. Por otro lado, mostrar nuestra cultura a los demás… en eso estoy de acuerdo. Sin embargo, yo asumo esto como una responsabilidad añadida y más aún tomando en cuenta el escaparate: se trata de una representación de identidad potente en un escenario extraño, donde tenemos la oportunidad de mostrar nuestra cultura a cientos de personas que no la conocen. Creo que eso es en sí mismo una gran tarea y hay que saber estar a la altura, pero tergiversando danzas, cambiando trajes, supliendo elementos con importancia por otros que no guardan coherencia con los demás, así no lo lograremos.

Tampoco lo haremos mientras nuestra visión de defender la cultura implique solo a nuestros actores. Y es que la festividad de Urcupiña se vive exactamente como en casa, pero en el sentido de que es difícil ver a personas no bolivianas entre el público, los vecinos del barrio en el que se realiza no tienen más opción, pero es difícil ver que gente madrileña de origen se desplace hasta este evento para poder participar de él. En las fraternidades hay una mínima participación de gente española de origen, personas que o bien han consolidado una familia junto con alguna ciudadana o ciudadano boliviano o personas que ya han tenido acercamientos con la cultura boliviana personal o profesionalmente. Esto hace que se convierta en una fiesta de, por y para bolivianos y la oportunidad de mostrar la riqueza tan grande de nuestro folclore se pierda año tras año.

Mención aparte merecen aquellos visitantes que, como en Bolivia, encuentran en la festividad la oportunidad perfecta para dar rienda suelta al consumo exagerado de bebidas alcohólicas. En España, este hecho supone una falta grave susceptible de sanción administrativa para la propia persona, además de la sanción a los organizadores.

Para concluir, Urcupiña es y debe ser siempre una representación cultural tan grande como la original. Tiene potencial para serlo, pero dependerá también del esfuerzo y compromiso de todos los actores.

Es una fiesta de integración internacional en el exterior
Carlos Vargas/Exdirector de Cultura de Quillacollo

Urcupiña ha dejado de ser una fiesta solamente de la integración boliviana porque a través de la fe se integra a Latinoamérica y el mundo.

Los bolivianos festejan a la Virgen de Urcupiña en otros países y algunos habitantes de esos lugares se unen a la fiesta.

Considero que Urcupiña, a estas alturas, es un elemento integrador de la fe en el mundo. Es sorprendente ver, por ejemplo, visitantes que llegan a Quillacollo desde los países más recónditos del planeta.

Para la fiesta en Quillacollo arriban visitantes de Italia, Francia, Inglaterra y de otros países de Europa y Sudamérica.

NOSTALGIA Son los mismos quillacolleños los que organizan la festividad de la Virgen de Urcupiña en otros países porque añoran su terruño y, además, quieren rendirle pleitesía a su patrona.

Esto se inició con la familia de don Ernesto Ontiveros, en California, Estados Unidos. Él empezó, en los años 80, con la fiesta unos días después del 15 de agosto.

Él llegaba a Urcupiña, en Quillacollo, para llevar a Estados Unidos algunas piedras del Calvario, afiches y material de difusión. En ese país logró organizar a los cochabambinos y bolivianos.

La fiesta creció de tal forma que se ha convertido en un reencuentro con la bolivianidad.

En esta fiesta, organizada en Estados Unidos, se recaudaban fondos que se traían a Bolivia para realizar obras sociales.

Los quillacolleños que realizan la fiesta en otros países lo hacen por convicción y fe en la Virgen de Urcupiña.

Posteriormente, en Melbourne, Australia, se dio inicio a la celebración de la festividad de la Virgen de Urcupiña. El organizador trajo algunas revistas en inglés con imágenes de la fiesta.

En Sao Paulo, Brasil, y Buenos Aires, Argentina, también festejan a la Virgen de Urcupiña.


La Virgen “mojada” es la más venerada en Arlington, EEUU

La llamada Virgen “mojada” es una de las más visitadas en el condado de Arlington, Virginia, cuando se celebra la Festividad de la Virgen de Urcupiña, a mediados de agosto.

Esta imagen, propiedad de Julia Tamayo, llegó a Estados Unidos en circunstancias particulares, por medio del desierto, cuenta Julia García, una residente boliviana en ese país desde hace 27 años.

Tamayo organiza una de las dos fiestas más grandes en honor a la Virgen de Urcupiña en Arlington, desde hace 20 años, y la historia de la imagen que tiene en su casa la hace más singular.

Para llegar a Estados Unidos, esta boliviana atravesó el desierto de Arizona, llevando consigo una imagen de un metro de altura.

Tamayo caminaba por el desierto en una larga peregrinación, y como el peso de la imagen hacía insostenible su marcha se vio obligada a dejarla al cuidado de una familia.

Una vez que llegó a Virginia, se estableció en este Estado, pero para su mala fortuna había perdido el rastro de la imagen.

Años más tarde (no se sabe cuántos), otro inmigrante ilegal que cruzaba por el desierto de Arizona encontró la imagen. Tenía el brazo roto. Se la llevó hasta Arlington.

Julia Tamayo hizo arreglar la imagen y empezó la celebración en honor a la Virgen en su casa. “Esta fiesta es bien concurrida, por la Virgen, a quien denominan ‘mojada’, porque ingresó sin documentos”, apunta Julia García.

LA MÁS ANTIGUA

El cliceño Ezequiel Rojas ya organizaba la fiesta de Urcupiña en 1973, en su vivienda de Arlington, señala García.

En esa época se celebraba una misa, se realizaba la Entrada con tres fraternidades (morenada, caporal y waca tocoris) y como cierre el calvario.

García recuerda que participaban unas 60 personas, sean invitadas o no.

Rojas era uno de los pocos cochabambinos, afincados en Arlington, que preparaba comida boliviana. “Para poder almorzar en su casa teníamos que hacer colas”.

Cuando García regresó a Estados Unidos, en 1982, por su propia cuenta, se percató que la fiesta había crecido y la Entrada se realizaba en la calle, a la cabeza de Ezequiel Rojas.

La primera iglesia en la que se empezó a oficiar la misa en honor a la Virgen de Urcupiña fue en la de San José. Un sacerdote puertorriqueño celebraba la eucaristía en español.

Esta iglesia tenía un patio bastante amplio, donde se realizaba la fiesta después de la celebración religiosa, con Entrada folclórica incluida.

Después de la fiesta, el patio de la casa de Ezequiel Rojas se llenaba de feligreses, quienes celebraban el Calvario.

La gente invitada llevaba casas y otros objetos en miniatura y compraba terrenos, todo de la misma forma como se hace en Quillacollo, Cochabamba.

En esta segunda jornada de la fiesta, la gente se anotaba para colaborar el próximo año.

A principios de los 90 otras dos familias empezaron a organizar la Festividad de Urcupiña, la de Elizabeth Gutiérrez y la de Julia Tamayo.

La celebración de la Festividad de Urcupiña en Arlington coincide con las fechas en las que se realiza en Quillacollo, a mediados de agosto.

Apuntes



Dos celebraciones

Desde hace un poco más de dos décadas, las fiestas en homenaje a la Virgen de Urcupiña están a cargo de las familias Gutiérrez y Tamayo.

Bodas de plata

La familia de Elizabeth Gutiérrez organiza la fiesta de Urcupiña desde hace 25 años en su vivienda de Arlington, Virginia. Este año, la festividad se realizará el 20 de agosto en el patio de una escuela.

Veinte años

En el caso de Julia Tamayo, su familia realiza la fiesta desde hace 20 años y es también una de las más grandes en Arlington. En este caso, la celebración se realiza hoy.

Fraternidades

En cada una de estas fiestas participan este año al menos 40 grupos folclóricos, muchos de los cuales llegan desde New Jersey, Nueva York y de otros Estados.

Integrantes

Cada una de las fraternidades tiene entre 40 y 100 parejas de bailarines. Las más grandes son las de San Simones, con 300 integrantes, y de San Simones Virginia USA, con al menos 280 personas.

Herencia

Los bailarines son bolivianos o hijos de éstos, muchos de los cuales no conocen siquiera Bolivia, pero participan por devoción a la Virgen y porque siguen la tradición de sus padres.

En el condado viven 5.000 bolivianos

Aproximadamente 5.000 bolivianos viven en Arlinton, Virginia (Estados Unidos), según el último censo realizado en esa ciudad, según la profesora de idiomas, Julia García.

De este total, al menos 2.000 de ellos hablan quechua todo el tiempo, por teléfono, en los mercados y en las tiendas. La mayor parte es del Valle Alto.

La Policía Montada resguarda la fiesta

Para evitar problemas durante la Festividad de Urcupiña, un pelotón de la Policía del condado de Arlington acude al lugar.

Julia García confirma que el control está a cargo de la Policía Montada, agentes que van a pie y otros que están mimetizados entre los asistentes. El temor es que se produzca algún atentado.

Meses ensayan los bailarines

La residente boliviana en Virginia, Estados Unidos, Julia García afirma que es tal la emoción de los jóvenes (bolivianos o sus hijos) por bailar en la Fiesta de Urcupiña que ensayan prácticamente todo el año.
Lleva piedras y tierra desde Quillacollo

Residentes bolivianos en EEUU llegan cada año a Cochabamba para llevar piedra y tierra desde el Calvario de Quillacollo.

De cada piedra que llevan a Virginia, consiguen muchos pedazos pequeños que los colocan en bolsas pequeñas y los reparten a los que asisten a la fiesta de Julia Tamayo. Asimismo entregan tierra.




Oración y danza, las expresiones de la fe a la Virgen en Brasil


Es el 7 de agosto de 2015, son las 6:30 en el aeropuerto internacional de la ciudad El Alto y una gran fila de personas aguarda para hacer el chek-in de sus equipajes en el sector que corresponde a la empresa Boliviana de Aviación. Entre los viajeros se encuentra un gran número de personas uniformadas, con traje plomo, y varios visten también sombrero.

Estas personas, además de sus bolsos o maletas, cargan estuches de color negro en los cuales protegen instrumentos de bronce como trompetas, trombones y otros. Se trata de cuarenta integrantes de la afamada banda Poopó que viaja a Sao Paulo para ser el acompañamiento musical en la mayor festividad que realiza la comunidad boliviana en Brasil, en devoción a la Virgen de Urcupiña y Copacabana como también en homenaje a las fiestas patrias.

Este año, la fiesta se programó para los días 13 y 14 de agosto, el lugar es El Memorial de América Latina en el barrio de Barra Funda, espacio que desde la gestión 2007 ha abrazado la cultura, el folclore y la fe de miles de bailarines que esperan ansiosos para danzar estos dos días y de espectadores que en cada versión se vienen multiplicando.

Bolivianos residentes de Sao Paulo y de otras ciudades de Brasil concurren a este evento, incluso integrantes de morenadas como Intocables, Señorial Illimani o Morenada Central de Bolivia llegan solo para bailar estos dos días.

Brasileños y turistas curiosos participan también de esta festividad, que se convierte en un medio de integración a través de la cultura entre diferentes nacionalidades y comunidades inmigrantes que en esta metrópoli son muchas y diversas.

EL ORIGEN

Pero si bien esta actividad es organizada por la Asociación de Grupos Folclóricos Bolivia-Brasil, existe otra más íntima y que acontece en la iglesia Nuestra Señora de La Paz, cuyo inicio en el ciclo de fiestas en devoción a la Virgen de Urcupiña se remonta a finales de la década de los 80, a partir de una promesa hecha por Juanita Trigo.

Sidney Antonio da Silva, antropólogo brasileño que escribe sobre este momento inicial, indica que según la entrevistada fue la suegra que la motivó a hacer un pedido a la Virgen, en un periodo de dificultades por la cual Juanita pasaba, pidiendo que le ayudara a comprar una casa, que todos sus hijos sean profesionales y que diera salud a sus seres queridos. Así la familia trajo a la Virgen el año 1984 y en 1986 compraron la tan anhelada casa, donde posteriormente se realizaría la primera fiesta.

Fue a partir de entonces que se comenzó a nombrar cada año al nuevo “preste”, quien está a cargo, desde entonces, de organizar la fiesta y nombrar nuevos padrinos, integrando así a nuevos devotos, como explica Silva en un artículo que escribió en 2007, recordando los 50 años de la migración boliviana en Brasil, revista que fue publicada por el Centro Pastoral Migrante.

A partir de 1995, el escenario de las celebraciones se traslada al salón de la iglesia Nuestra Señora de La Paz en el barrio do Glicerio. Este traslado tiene su razón de ser, escribe Silva, como consecuencia de que un año antes se construyó en dicho templo una capilla, donde se encuentra la imagen de la Virgen de Copacabana.

Es a partir de entonces que se realizan las fiestas marianas con la participación de toda la comunidad boliviana.

El sacerdote Alejandro Cifuentes indica que ha percibido en los cuatro años que está a cargo de la Parroquia de los Fieles Latinoamericanos que existen particularidades en la forma en que las comunidades latinas demuestran su fe, pero que la de Bolivia es especial debido a que su cultura es fuerte.

Explica que la devoción más antigua es a la Virgen de Urcupiña y que esto responde a un proceso migratorio en el cual los cochabambinos llegaron en mayor cantidad al comienzo, pero que ahora la mayoría de los bolivianos de la comunidad proviene de La Paz.

Cifuentes, quien fue nombrado junto a la parroquia para llevar a cabo la organización de la fiesta de la Virgen de Urcupiña el próximo año, afirma que “hay algo que no podemos separar, la cultura de la fe”, y que la danza expresa la fe de la gente, que puede ser considerada una forma de rezar, de entrar en comunión con lo sagrado y que por eso no existiría una separación entre lo profano y lo sacro en aquello que se expresa.

“Muchas comunidades no entienden por qué un boliviano toma una cerveza frente a la Virgen. Algo que para muchos sería escandaloso para un boliviano es normal. Puedo servirme, puedo ofrecer también en relación a la Pachamama, el sahumar el incienso, el ofrecer mi oración, existen formas diferentes de expresar, bien particulares, que en Bolivia permanecen. La cultura no se dobló delante de la institución, sino que la institución se dobló delante de una cultura”.

El padre Alejandro, quien en 2015 bailó tinkus en la agrupación Jairas y este año se apresta a bailar diablada en la agrupación Unión Cultural Oruro, tiene como uno de los objetivos para 2016 hacer un reconocimiento a los “expasantes” de la Virgen de Urcupiña a través de su colaboración y participación no solo con su experiencia sino también con su devoción en el camino de seguir con nuestra fe, fiesta e historia.

Novenas para las Vírgenes

Cada año las novenas, tanto para la Virgen de Urcupiña como para la Virgen de Copacabana comienzan en el mes de noviembre, para finalizar con la última en julio.

Un mes después, en agosto, se realiza la fiesta principal.

La primera novena se organiza de forma conjunta y, posteriormente, se va intercalando cada mes. “Una de la características de las celebraciones, entre las dos vírgenes, es que la organización de la fiesta para la Virgen de Urcupiña se realiza entre familias, mientras que son fraternidades las que organizan la fiesta de la Virgen de Copacabana”, indica el coordinador de la Pastoral del Migrante, Parroquia de los Fieles Latinoamericanos, Alejandro Cifuentes Flores, de nacionalidad mexicana.


Salta en Argentina es el centro de la devoción por Urcupiña

La festividad de la Virgen de Urcupiña se realiza en varias ciudades de Argentina, sin embargo, el epicentro de la fe está en Salta, en el norte argentino, donde se celebra de tal manera que la fiesta es mencionada por los medios de comunicación, afirma Lilia Camacho, una boliviana que reside en ese país.

El diario La Razón de Chivilcoy (Buenos Aires), por ejemplo, dio una amplia cobertura a esta festividad el año pasado.

“Con un colorido despliegue de danza y música, la comunidad boliviana de Chivilcoy celebró el día de la Virgen de Urcupiña, con la participación de agrupaciones folclóricas tradicionales”, señala la parte central de un reportaje publicado el 16 de agosto de 2015.

Otro medio escrito, La Voz, destacó que las agrupaciones bolivianas danzan en honor a la Virgen de Urcupiña desde hace 30 años, en el mes de agosto.

Los medios argentinos que se hacen eco de la festividad le dan un lugar central a la leyenda de la aparición de la Virgen a la niña pastorcita en el cerro de Cota de Quillacollo.

OTRAS PROVINCIAS

La Entrada folclórica en honor a la Virgen de Urcupiña se realiza, además de Buenos Aires, en Mendoza, Bariloche y Rosario.

En todas estas fiestas se destaca la presencia de autoridades argentinas, apunta Camacho.

En Capital Federal (Buenos Aires) no se desarrolla una entrada folclórica numerosa, pero sí hay varias recepciones dispersas. La principal es la que impulsa la Fraternidad Artística y Cultural Morenada Real Virgen de Urcupiña, que realiza su fiesta en la zona de La Salada.

Paralelamente a esa fiesta se hacen entradas folclóricas en la zona de la Costa y Chivilcoy de la provincia de Buenos Aires.

En todos los lugares en los que se rinde homenaje a la Virgen de Urcupiña se realiza la misa principal y la entrada folclórica, pero no el Calvario, porque no hay un lugar para ello. Las actividades se inician el 15 de agosto y se extienden incluso hasta el 30 de ese mes, señala.

HIJOS DE BOLIVIANOS

Camacho asegura que la fe traspasa fronteras y también se hereda.

Muchos de los participantes que bailan en las fraternidades son hijos de bolivianos que tienen la nacionalidad argentina.

En los caporales sí participan ciudadanos argentinos, que forman parte de la fraternidad, porque les gusta el ritmo y la danza.

DESDE LOS 90

Camacho señala que si bien no hay datos exactos desde cuándo se celebra la festividad de la Virgen de Urcupiña, afirma que la fiesta tuvo mayor visibilidad a principios de los años 90 y eso se mantiene hasta la fecha.

MANTENER LA TRADICIÓN

La migrante boliviana destaca que, a diferencia de otras colectividades que radican en Argentina, los compatriotas mantienen sus tradiciones en ese país, por ejemplo, la devoción por sus santos.

En el caso de otras colectividades -menciona- las procesiones por sus santos y vírgenes se fueron perdiendo con el paso del tiempo. En cambio, las festividades de los bolivianos se hacen más grandes con el transcurso de los años.

Camacho apunta que para el ciudadano argentino, la festividad no tiene todavía mucha importancia y, en algún punto, hasta es visto como algo exótico. “Se convierte en un mero espectador, al cual todavía no se le ha contado que los bolivianos mostramos nuestra fe a través de la danza”.

Pero los que sí le dan importancia a la festividad de la Virgen de Urcupiña es el mundo académico argentino, de la Sociología y la Antropología.

Por ejemplo, una investigación de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Jujuy aborda esta festividad desde los aspectos sociológico e histórico.

Otra investigación, de la Universidad Nacional de Río Negro, destaca que en los años noventa una familia de Bolivia trasladó la imagen de la Virgen de Urcupiña a Bariloche (sur de Argentina) y dio inicio a los festejos en su honor.

La fiesta empezó en Córdoba

En 1982 un grupo de bolivianos residentes en un barrio de la periferia urbana de la ciudad de Córdoba, en la República Argentina, comenzó a celebrar la fiesta de la Virgen de Urcupiña.

Desde entonces se lleva a cabo cada 15 de agosto, o en una fecha próxima, según una investigación realizada por la antropóloga Marta Giorgis.

La fecha para celebrar es movible

La fiesta que se celebra en Argentina se asemeja, en muchos de sus rasgos, a la de Cochabamba, pero en el contexto de la migración adquiere características particulares. Por ejemplo, en razón de sus actividades laborales, los residentes bolivianos, según la antropóloga Marta Giorgis, la trasladan al fin de semana más próximo al 15 de agosto.

Bolivianos en España prenden velas y rezan en sus hogares

Madrid es la ciudad española en la que la festividad de la Virgen de Urcupiña mueve más gente, especialmente boliviana, asegura el comunicador social Álvaro Salazar.

Los bolivianos que tienen imágenes o cuadros dedicados a la Virgen suelen prender velas a mediados de agosto y rezan en sus hogares, acompañados de sus allegados.

Salazar, quien reside en España desde el año 2008, señala que antes de la entrada dedicada a la Virgen, los pasantes realizan un almuerzo o fiesta de recordatorio con sus compadres, para confirmar la presencia de los participantes y se ultiman los detalles de la organización.

Un día antes de la fiesta se realiza la vigilia, a la que asisten los pasantes, sus compadres y los más allegados de la familia.

El día de la fiesta suele realizarse una misa en alguna de las parroquias. “Muchos de los párrocos de esta ciudad (Madrid) están ya familiarizados con la Virgen de Urcupiña y el santo Santiago de Bombori, entre algunos”.

Salazar confirma que en España no se realiza el tradicional Calvario, pero sí las misas en honor a la Virgen y la Entrada Folclórica en Madrid.

En la ciudad de Murcia no se desarrolla una Entrada propiamente dicha. Solo algunos grupos de personas caminan unas cuantas calles llevando la imagen de la Virgen.

Los bolivianos realizan la fiesta en locales contratados para el efecto ya que solo se requiere acomodar el altar de la Virgen de Urcupiña y un espacio para los danzarines.

TRECE AÑOS

Cerca de medio centenar de fraternidades folclóricas participarán hoy en la Entrada en honor a la Virgen de Urcupiña, en las calles de Madrid, España. Este acontecimiento se viene realizando desde el año 2003, según información proporcionada por la Asociación Cultural Virgen de Urkupiña.

Después de la Entrada Folclórica, mañana se celebrará dos misas en honor a la Virgen, una en la parroquia de Nuestra Señora de Fuencisla y la otra en la de San Lorenzo.

El productor de televisión, el boliviano Fernando Callejas, residente en España, afirma que esta celebración ha cobrado en Madrid una gran importancia porque llega gente de Barcelona, Valencia y otras provincias.

La Entrada Folclórica en honor a la Virgen comienza cerca del mediodía y concluye a las siete de la tarde (hora española).

Callejas destaca que esta festividad boliviana llamó la atención de los españoles en los primeros años, porque ellos veían danzas y ritmos nuevos.

“A la gente española le impresiona los trajes. Muchos de ellos bailan morenada y hay personas que vienen desde Alemania a bailar caporales”, relata Callejas.

MURCIA

La celebración de la festividad de la Virgen de Urcupiña se ha extendido también a la ciudad española de Murcia, desde el año 2009.

Janeth Marca Vásquez, migrante boliviana en España, señala que ella y su esposo organizan la celebración en honor a la Virgen desde ese año.

La fiesta -explica- empezó en 2009 en su piso (departamento) con apenas ocho personas, pero fue creciendo con el paso de los años hasta llegar ahora a 300. La mayor parte de ellas es de origen boliviano, algunos ecuatorianos y muy pocos españoles.

Marca afirma que cada año hay pasantes para organizar la fiesta y en el mes de agosto se nombra a los que llevarán el evento el siguiente año.

Para la celebración de la misa, los bolivianos residentes en Murcia alquilan un local grande en el que se reúnen todos los devotos y presentan danzas folclóricas como la morenada, tinkus y salay.

APUNTES

 La Festividad de la Virgen de Urcupiña se celebra en España desde el año 2003, según la Asociación Cultural “Virgen de Urkupiña”.

La familia Bolaños-Gutiérrez, propietaria del restaurante “La Perla Boliviana”, en Madrid, organizó la primera versión de la festividad de la Virgen de Urcupiña en 2003, para lo cual convocó al conjunto folclórico Ukamau.

Esta primera actividad, según el sitio web euromundoglobal, se realizó por las calles del barrio de Usera, cerca de la parroquia de la Virgen de la Fuencisla, hasta donde se llevó en procesión una imagen de la Virgen de Urcupiña.

Desde entonces, cada 15 de agosto se celebraba la festividad en las calles de Usera, en Madrid.

La afluencia de personas llegó a más de 7.000, en las gestiones 2008 y 2009, por lo que la celebración se trasladó al auditorio de Arganzuela, recinto con mayor capacidad para albergar a los asistentes y grupos de bailarines.

En 2010 el escenario elegido fue Getafe, lugar al que concurrieron ese año al menos 400 bailarines, cifra récord hasta ese momento.

En las últimas versiones, las fraternidades de caporales, negritos, morenadas, wacas, tinkus, pujllay, cullahuada, carnaval, kallawayas, diablada, intihuayras y tobas, entre algunas, participan de la Entrada Folclórica en Madrid.

Hijos de bolivianos heredan la fiesta de Urcupiña en el exterior

“La fe traspasa fronteras y también se hereda”. Las palabras de Lilia Camacho, migrante boliviana en Argentina, cobran relevancia en estos días de agosto. Miles de compatriotas que viven fuera de Bolivia dejan temporalmente sus actividades cotidianas y vuelcan su energía a la celebración de la festividad de la Virgen de Urcupiña.

Bolivianos que viven en Argentina, Brasil, Estados Unidos, España, Italia, Suecia y Suiza veneran a la advocación de la Virgen María, a mediados de agosto, en algunos casos el mismo 15, y en otros el fin de semana más próximo a esta fecha.

Si bien solo en Estados Unidos se realiza el Calvario, como se lo hace en Quillacollo, las entradas folclóricas y las misas en honor a la Virgen de Urcupiña se han consolidado con el paso de los años.

Las calles, paseos y avenidas de estos países son ocupados por decenas o cientos de danzarines que hacen gala de sus trajes, sus ritmos y su cultura, llamando la atención de los lugareños.

Las misas en honor a la Virgen también se han diversificado. En Madrid (España), por ejemplo, las familias más antiguas de bolivianos que residen en esa ciudad, patrocinan esta actividad en varias parroquias. Los sacerdotes católicos ya conocen esta festividad y celebran las misas que les encargan, afirma el periodista boliviano que reside en España, Álvaro Salazar.

Las celebraciones en el exterior comenzaron en la década del 80, en algunos casos, y en otros a principios de los 90.

Una tradición que se mantiene en la celebración de esta festividad es el nombramiento de los pasantes, bolivianos que se ofrecen para organizar la fiesta el próximo año y que, por lo tanto, corren con todos los gastos.

EN EL MUNDO

En Ginebra (Suiza), un portugués se empeña en atender bien a los invitados del “preste” que pasa con su esposa cruceña. En New Jersey (Estados Unidos), alguien consigue piedras de una obra en construcción parecidas al del Calvario de Quillacollo. En España, hay asociaciones que organizan las entradas de Urcupiña, inclusive dos en una misma ciudad, compitiendo por cuál será la más vistosa.

El periodista y director de la revista Aquí Latinos, Edwin Pérez Uberhuaga, describe de esta forma las celebraciones que se realizan en diferentes países del mundo.

Pérez Uberhuaga edita y distribuye en Europa la revista Aquí Latinos y en sus diferentes viajes por este continente ha sido testigo de las costumbres y actividades que los bolivianos mantienen en varios países.

Destaca que la afluencia a los templos católicos es reducida, como sucede en Bolivia, donde a veces la prioridad es bailar, “pero el tipo de oraciones en Europa es, tal vez, más ferviente porque sus protagonistas rezan por sus parejas, hijos o padres que están en Bolivia o en otros puntos del globo”.

“Soy testigo de la migración boliviana en el mundo, desde hace 25 años, y un componente esencial ha sido la fe. La veneración a las vírgenes de Copacabana, del Socavón, de Cotoca y, sobre todo, a la de Urcupiña. Es un hecho que se puede sentir en estas fechas”.

El comunicador puntualiza que también muchos compatriotas se alejan de esas fiestas “paganas” para vivir la Biblia de otra manera, a través de iglesias evangélicas, que le niegan o le dan un papel menor a la Virgen María.

Pero dentro de las iglesias católicas o en las fiestas, bailes y “entradas” lo que se evidencia es que la Virgen de Urcupiña se ha convertido en la “Patrona de la Integración”, por la multiculturalidad de sus protagonistas.

Eso se refuerza con que muchos compatriotas, casados con europeos o norteamericanos, visitan Quillacollo y contagian esa atmósfera mística que envuelve esa fiesta milenaria en el mes de agosto.

MIGRANTES

El periodista boliviano radicado en Suiza afirma que la Virgen de Urcupiña forma parte de la migración porque hay imágenes o estatuillas que han llegado al Viejo Continente “sin papeles” o “indocumentadas”, es decir que no tenían una autorización expresa de la Iglesia católica. Llegaron dentro de bolsos y maletas junto con las esperanzas de los migrantes bolivianos.

Pérez Uberhuaga señala que en Madrid, desde hace más de 20 años dos familias celebraron, primero juntas y luego por separado, la misa y las fiestas y ahora dos federaciones, también por separado, cumplen todos los procedimientos en honor de la “virgencita” con una presencia multitudinaria de fieles, bailarines y público, de las diversas nacionalidades y culturas.

ABUSOS

En estas fiestas, así como en otras, en algún momento se abusó del consumo de bebidas alcohólicas y el mal comportamiento en los vecindarios donde se realizaban, lo que hizo que los municipios les negaran la licencia de celebrarlos, pero ahora hay más conciencia que no se puede hacer lo mismo que dentro de Bolivia.

Pérez Uberhuaga destaca que en estos tiempos de crisis, moral y económica, “no cabe duda que la fe, expresada en la Virgen de Urcupiña, es un oasis para aquellos que están lejos de su patria y de sus seres queridos”.

El director de la revista Aquí Latinos es optimista en que esa “integración” realmente se cumpla y todos se puedan unir en términos religiosos, culturales y políticos para construir una nueva sociedad, sin la discriminación e intolerancia que hoy afecta a todos.

EN SUECIA

La Festividad de la Virgen de Urcupiña se celebra en tres ciudades de Suecia, con mucha devoción, afirma José Romero, un boliviano que radica en ese país desde hace varias décadas, según una entrevista realizada por el comunicador boliviano Ernesto Joaniquina Hidalgo.

La celebración de esta festividad se inició en Gotemburgo, en el barrio de Hammarkullen, y posteriormente esta práctica religiosa se extendió a las ciudades de Estocolmo y Växjö, donde radican compatriotas bolivianos.

Una de las primeras devotas de la Virgen de Urcupiña, que impulsó esta festividad, fue Lucinda Chávez, quien organizó la fiesta en el local de "La Cabaña Roja".

Un año después, devotos quillacolleños de la organización deportiva CC Libertad, a la cabeza del pasante Rolando Sosa, dieron continuidad a esta actividad. Se comenzó, como es la costumbre, con una misa religiosa católica en sus propios locales.

Un problema que surgió en esa época es que los sacerdotes católicos locales veían esta manifestación de sincretismo religioso como algo descabellado y no aceptaban dar misa en sus parroquias. Otro factor que jugaba en contra de la fiesta era que no se contaba con religiosos de habla hispana.

ACTIVIDADES

Las celebraciones en honor de la Virgen de Urcupiña han proliferado en Suecia. Actualmente son varias las personas o creyentes que tienen su "propia" Virgen y, por lo tanto, hay dos o más celebraciones. Romero puntualiza que se tienen registradas al menos cinco imágenes en Gotemburgo.

La festividad se inicia un día antes del 14 de agosto, en la casa del pasante o en locales propios o alquilados por estos.

Al día siguiente se realiza la misa central para todos los devotos.

Los locales que generalmente se utilizan son la Casa del Pueblo (Folketshus), la Cabaña Roja (Röda Stugan) y las sedes de las asociaciones culturales y deportivas existentes en la zona.

La imagen de la Virgen es llevada a la iglesia para la misa correspondiente en compañía de bailarines morenos, caporales o tinkus que visten un colorido singular para la cultura sueca.

Después de que se celebra la misa católica, los devotos continúan el recorrido y bailan hasta llegar a los recintos donde se realiza la fiesta. En ese momento se elige al pasante para el próximo año. Y como son varias imágenes de la Virgen de Urcupiña, los pasantes son también más de uno.

Esta fiesta se realiza después del 15 de agosto y otros la llevan incluso a cabo el fin de semana siguiente.

"No falta el desborde de alegría, una buena comida típica de Bolivia y la infaltable cerveza", afirma Romero.

MÁS BOLIVIANOS

La mayor parte de la gente que participa en las fiestas en honor de la Virgen de Urcupiña es boliviana y latina. En algunos casos se unen a la festividad amistades suecas de los compatriotas y otros creyentes como invitados ocasionales.

Romero resalta que la cantidad de personas que participa en las fiestas de Urcupiña no es muy grande, se llega a unas 50 aproximadamente.

Por último, Romero destaca que por ser la Fiesta de Urcupiña una manifestación cultural religiosa y con fuertes tradiciones bolivianas, es importante para los compatriotas que viven en las ciudades de Suecia.

"Lo importante es que estas prácticas bolivianas se las realiza también fuera del país. Es una forma de conservar latentes nuestras tradiciones y difundirlas a las nuevas generaciones", puntualiza Romero.

ITALIA

La festividad de la Virgen de Urcupiña se celebra también en Italia. La ciudad de Bérgamo, donde reside la mayor parte de los bolivianos, realiza el 15 de agosto la fiesta.

La celebración se la realiza desde el año 2006, con la participación de al menos seis mil danzarines, residentes bolivianos.

El migrante Pablo Zurita Maldonado, quien vive en Italia desde hace diez años, explica que la celebración es organizada por la Misión Santa Rosa de Lima, del Obispado de Bérgamo.

En esta ciudad italiana participan fraternidades folclóricas como la diablada, morenada, caporales, tinkus y zapateadas.

Zurita asegura que la Virgen de Urcupiña es la patrona de la integración para todos los bolivianos que viven fuera del país y se convierte en un apoyo para los migrantes que dejan su tierra.

La leyenda

* A fines de 1700, según la escritora Mercedes Anaya de Urquidi en la comarca de Cota (Quillacollo), vivía una familia de campesinos que subsistía gracias a su pequeño rebaño de ovejas que se encontraba al cuidado de la hija menor.

* La muchacha se dirigía diariamente hacia las bajas colinas del frente de Cota. Un día de agosto se le apareció una señora que tenía un niño en sus brazos.

* Un día, a insistencia de la pastorcilla, sus padres subieron a la colina y vieron asombrados cómo la pequeña descendía exclamando ¡Urcupiña!.. ¡Urcupiña!, alcanzando a ver una imagen celestial que se esfumaba. La multitud bulliciosa trasladó esta imagen a la capilla de Quillacollo y desde entonces es conocida como la Virgen de Urcupiña.

Tres días de fiesta

* Las jornadas centrales de la festividad de la Virgen de Urcupiña son los días 14, 15 y 16 de agosto.

* El 14 de agosto se realiza la Entrada Folclórica, con la participación de miles de danzarines, músicos y espectadores que se apuestan a lo largo del recorrido en Quillacollo.

* El 15 de agosto se celebra la misa solemne en el frontis del templo San Ildefonso. La actividad cuenta con la presencia de las autoridades. Este día se realiza también el ingreso de las fraternidades por el recorrido principal.

* El 16 de agosto se realiza la caminata al Calvario (sur de Quillacollo), donde, según la tradición, los creyentes acuden a hacerse un préstamo que devolverán al año siguiente.

Su auge en Argentina

* Según un artículo de la investigadora argentina Beatriz Susana Juárez Bravo, el culto a la Virgen de Urcupiña se origina en la provincia de Salta con las corrientes migratorias de bolivianos que, durante los años noventa, llegan a la Argentina en busca de nuevos horizontes laborales.

* La advocación mariana de Urcupiña experimenta, sobre todo en la última década, un notable crecimiento en el número de fieles y una expansión territorial de la devoción hacia diferentes barrios de la ciudad.

* La llegada de la imagen de la Virgen al hogar del devoto, que debe ser necesariamente un regalo de otro creyente, marca el comienzo del particular vínculo que los fieles establecen con ella.

Video Entrada folclórica conquista y seduce a Cochabamba

Miles de fieles bailan en devoción a la Virgen de Urcupiña, la fiesta religiosa más importante de Bolivia.

Las actividades comenzaron con la Entrada Autóctona en Quillacollo, donde decenas de miles de devotos llegaron para participar en las actividades ce la Entrada de Urcupiña 2016.

En la Entrada de hoy participan al menos 76 fraternidades que bailarán en honor a la Virgen.