31 de julio de 2016

Quillacollo sueña con la Virgen más grande



Quillacollo comenzó a soñar hace tres años con irradiar al mundo su fe en la Virgen de Urkupiña con la construcción de una enorme escultura de la “patrona de la integración”, en el sitio de su primera aparición, en el extremo oeste del cerro de Cota, donde hoy se conserva una pequeña gruta cercana a un manantial.

La escultura pretende ser la mayor de Sudamérica con una altura de 55 metros, 15 más que el monumento del Cristo de la Concordia de 40 metros de alto. El proyectista y parte del Comité Impulsor del Monumento de Urkupiña, Jorge Ovando, dijo que se planifica que la réplica tenga 15 niveles.

Por las características de la estructura se utilizarán hormigón armado y ferro cemento. Demandará un costo aproximado de 5 millones de dólares que pretenden ser recaudados con el aporte de los feligreses y apoyo del Gobierno nacional.

En el interior, la estructura tendrá gradas y ascensores para el desplazamiento de los visitantes. Además de un mirador de donde se podrá contemplar el valle y otros lugares distantes como la población de Sayari en el camino al occidente y la laguna de Corani en la ruta al trópico.

En su creación participará el escultor Rodolfo Aranibar que construyó el dinosaurio más grande en el Parque Cretácico de Sucre. “Será un trabajo monumental que demorará tres años, la cabeza tendrá ocho metros de altura”, dijo Ovando.

La idea surgió en 2013 y fue promovida por un ciudadano de Quillacollo devoto de la Virgen, Lucio Meneces. En julio de 2014 se creó el Comité Impulsor de la Construcción del Monumento y la Basílica de la Virgen de Urkupiña y el año pasado se sumó el Comité Interinstitucional para el Desarrollo de Quillacollo.

Su construcción quedó rezagada por la reglamentación de la Ley 3194 que declara Patrimonio Nacional, Ecológico, Religioso, Turístico, Arqueológico, Tangible e Intangible a la Serranía de Cota. Sin embargo, los impulsores prevén acabar este 2016 el proyecto a diseño final y comenzar la construcción en 2017.

El lugar para la construcción está custodiado contra los loteadores por 16 juntas vecinales de Quillacollo. Quieren que el monumento sea sitio religioso y turístico, contó el secretario de Conflictos del Distrito 6, Ismael Espíritu.


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