1 de septiembre de 2014

Folcloristas del mañana se lucen en entrada de Urcupiñita


“¡Hasta abajo, hijo!”, “¡Vamos! ¡Vamos!”, alentaban los papás y las mamás a sus hijos en la novena versión de la entrada folclórica de Urcupiñita 2014, en Quillacollo, ayer.

La actividad fue parte de las siete que se desarrollan en la festividad de la Virgen de Urcupiña y la que oficialmente cerró la fiesta. Solo participaron niños, niñas y algunos guías de baile, papás y profesores.

El director de Cultura y Turismo de la Alcaldía de Quillacollo, Edgar Vargas explicó que el objetivo del evento es garantizar folcloristas de los años venideros.

“Es aquí donde se les inculca a los niños la verdadera esencia del bailar por devoción y por una promesa que le hacemos a la Virgen”, sostuvo.

Los asistentes animaron con aplausos al ritmo de morenadas, tinkus, caporales, waka toqoris, tobas y otras danzas que se presentaron con bandas y música de amplificaciones.

Los familiares de los pequeños danzarines iban como en romería a los costados. Mientras, los pequeños trataban de igualar los pasos. Y aunque instrumentos, como las matracas, no llevaban el mismo ritmo fue evidente el entusiasmo y la emoción de los participantes, que decían que bailaban “por fe” a la imagen mariana.

“Yo quiero que mis padres vuelvan de España. Mi mamá está enferma. Incluso, un niño dijo que se extravió un perrito y le pedía a la Virgen que aparezca”, dijo Vargas al hacer referencia a los pedidos que, en la inocencia infantil, se escuchaba de los pequeños.

La autoridad acotó que lo que se busca, además, es cultivar la cultura en su máxima esencia sin desviar los objetivos, evitando que haya consumo de bebidas alcohólicas, el exhibicionismo o la exposición de lo material antes que la fe.

Agregó que esos son aspectos que dañan a la festividad.

“En este sentido, Urcupiñita nos permite rescatar la fiesta para el futuro”, dijo.

Participaron más de 25 fraternidades, ayer.


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