3 de agosto de 2014

Bailarines gastan hasta $us 2.000 en Urcupiña

Devotos y devotas, que expresan su fe a la Virgen de Urcupiña a través del baile, necesitan desde 2 mil bolivianos hasta 2 mil dólares. Al menos la mitad de los gastos se va en la vestimenta, pero el restante son cobros, en muchos casos excesivos, que realizan dirigentes de las fraternidades.

MORENADA Uno de los bailes que requiere mayor inversión es la morenada. Según la fraternidad mínimamente estos bailarines invierten entre 4 mil hasta 6 mil bolivianos o su equivalente en dólares, de 860 aproximadamente.

El ingreso como nuevo a una fraternidad puede oscilar entre 150 y 500 bolivianos. Las agrupaciones más afamadas tienen la tradición de estrenar cada año su vestimenta para lo cual deben invertir entre 1800 y 3800 bolivianos, que incluye la ropa, botas, sombrero y bisutería.

Quienes quieren destacar e imponer nuevas tendencias planifican el modelo de su ropa junto a diseñadores, que puede cobrar por su trabajo entre 400 y 500 bolivianos, monto que es cubierto por todo el bloque. Sin embargo, la mayoría recurre a la experiencia de las y los bailarines antiguos que durante todo el año van viendo alternativas para uno y otro detalle que los confeccionan personalmente.

Pero además del traje está la banda de músicos, que en promedio el gasto es de 700 bolivianos para dos o tres ensayos, incluyendo el primer y segundo convite más los dos días de fiesta (14 y 15 de agosto).

A esto, se debe sumar los gastos en ropa, maquillaje y peinados para el convite o primera promesa, que en promedio se aproxima a los 600 bolivianos. Para el segundo convite, se usa, por lo general, la misma ropa y solo se añade el costo de maquillaje y peinado de 80 a 120 bolivianos, más los gastos para el guardia de seguridad, de 20 bolivianos.

CAPORALES Una fraternidad con gastos intermedios para su presentación es la de caporales. Para una agrupación de mediana fama el costo de inscripción es de 50 bolivianos, más los 70 bolivianos para la polera con el distintivo de la fraternidad o el bloque, un jean que puede oscilar entre los 100 hasta los 300 bolivianos, según las exigencias del grupo.

En cada convite el fraterno debe pagar un monto de 140 bolivianos para la banda de músicos.

Para los días de la fiesta (14 y 15 de agosto) la banda le cuesta, aproximadamente, 450 bolivianos ya que se contrata a grupos con un mayor número de integrantes, de quienes también debe pagarse la alimentación o refrigerios.

El traje oscila entre los 1500 hasta los 2800 bolivianos, tanto para hombres como para mujeres.

ANTAWARA Una de las danzas que podría llamarse más económica es la de antawara, al igual que la zapateada, salay y otras similares.

Para estas fraternidades el monto de inscripción oscila entre los 50 y 100 bolivianos. En el caso específico de la antawara, la vestimenta para la primera y segunda promesa es de 170 a 200 bolivianos. Los gastos se reducen a solo el costo de la banda, que puede variar entre 100 y 200 bolivianos, según el número de integrantes de la fraternidad.

EXTRAVAGANCIAS No hay que olvidar algunas extravagancias de fraternidades, principalmente de las morenadas, en la que los gastos incluyen los ensayos con bandas y fiestas después de los ensayos. Pero también los preparativos para fiestas de confraternización después de la entrada, con lo que los gastos podrían superar los mil y 2 mil dólares.

Apuntes.

Gastos comunes

Los ítems en los que todas las fraternidades deben gastar son: la vestimenta, la banda, la ropa del convite, inscripción a la fraternidad.

Gastos extras

Los gastos extras de cada fraterno son, por ejemplo, detalles como el maquillaje, la bisutería, y otros accesorios que dependen de cada fraternidad, si desean que todo sea uniforme o no.

Gastos extravagantes

Algunos, que no quieren perder ningún detalle y marcar la diferencia con relación a otras fraternidades, corren con otro tipo de gastos como el diseñador de modas, guardias de seguridad por filas, pago de bebidas energizantes y fotógrafos exclusivos para el grupo de bailarines.

Pero, además, están quienes, según la posibilidad de los pasantes, incluso, contratan a un grupo musical para la composición de un tema propio de la fraternidad, además de contratar a una productora audiovisual para la realización de un video clip.

Fraternos nuevos sufren tratos discriminatorios y abusivos

La antigüedad o prestigio que dicen tener algunas fraternidades ha llevado a sus directivos e integrantes antiguos a incurrir en tratos discriminatorios y abusos contra los nuevos fraternos, quienes buscan en muchos casos cumplir un acto de devoción que está muy lejos de la ostentación o el ánimo de presumir en una u otra fraternidad de “renombre”.

Inicialmente, la inscripción para el nuevo integrante siempre es por lo menos el doble o un 50 por ciento más de lo que pagan los antiguos.

La exigencia para asistir a los ensayos es muy rigurosa ya que se menosprecia la capacidad de aprendizaje de los nuevos integrantes. “Es que los nuevos no saben y es difícil que se aprendan todos los pasos”, señala la presidenta de una fraternidad de caporales.

Pero aun cuando el nuevo fraterno se haya esforzado y logre sacar todas las coreografías, su poco tiempo en la fraternidad lo obliga a bailar en la última fila del último bloque o por el contrario muy al inicio, donde ya no puede escuchar el sonido de la banda de música.

Además, existen casos en que la rigurosidad de los comités de selección en las fraternidades es mucho más frustrante y humillante. Daniela (de quien se protege su identidad) cuenta que cumplió fielmente con todos los ensayos, pagó las cuotas y aportes que le pidieron, incluso, viajó a Oruro para buscar su vestimenta y rendir el examen, pero fue rechazada sin argumento alguno. “No sé qué es lo que no fue de su agrado. No sé si bailé mal, si fue porque soy morena o un poco gordita... solo me dijeron que no aprobé”, lamenta.

Además están las multas por retrasos, que pueden ser de 2 o 5 bolivianos; y las faltas de 10 a 20 bolivianos. Hay quienes piden justificativos para respaldar las ausencias y evitar las sanciones.

Todos estos cobros y diferencias no se discuten ya que están “sacramentadas” en sus estatutos y reglamentos.

En otras fraternidades, los abusos se trasladan a los mismos integrantes, quienes imponen cobros irregulares que salen de los reglamentos. “Como nuevo les toca pagar a 20 bolivianos para los traguitos. A nosotros también nos hicieron pagar”, dice uno de los fraternos al ver la cara de sorpresa de los nuevos bailarines.

Lo cierto es que nada de esto hace la esencia de la festividad de la Virgen de Urcupiña.

Consumismo y excentricidades quitan la esencia de la fiesta

El sociólogo e integrante de la Comunidad Santo Domingo de Quillacollo resalta los factores por los que la esencia de la fiesta de Urcupiña se estaría perdiendo.

P: ¿Qué opina respecto a los gastos que bailarines realizan para el 15 de agosto?

R: En sus orígenes, la festividad de la Virgen de Urcupiña era protagonizada por los campesinos, que llegaban desde las alturas y los valles para venerar a su patrona, conocida entonces como la Mamita Asunta.

En ese contexto, ninguna de las comunidades tenía que pagar inscripciones, asistir a ensayos, pagar multas y, mucho menos, erogar gastos excesivos que ahora parece ser un factor fundamental de la expresión de su fe, si es por esa razón que lo hacen.

El consumismo y las excentricidades quitan la esencia a la fiesta. Ahora, pareciera que solo los que tienen plata pueden expresar su devoción bailando y no es así.

P: ¿Cómo se podría recuperar esta esencia?

R: Pienso que se debería recuperar los valores de las agrupaciones autóctonas que aún mantienen esa esencia. En estas fraternidades participan todos los que quieran bailar, sepan o no sepan hacerlo, o en su defecto que quieran tocar algún instrumento autóctono. Con este grupo, de bailarines y músicos, ya no se gasta en banda de músicos o ensayos.

En este espacio donde la energía es positiva, incluso, no hay la necesidad de nombrar pasantes, son las mismas familias quienes se ofrecen para cumplir este cargo.

Personalmente, soy parte de la comunidad Santo Domingo de Quillacollo, un grupo de músicos autóctonos y no estamos inscritos a ninguna asociación porque no estamos de acuerdo con esa organización.

Por nuestra antigüedad nos respetan y no se meten con nosotros. Ingresamos después de la Virgen como inaugurando la fiesta tocando y bailando ritmos nativos, como se hacía antes.

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