9 de marzo de 2014

Danzarines cautivan con destreza y colorido en Corso de Corsos

Destreza, colorido y belleza caracterizaron la tradicional entrada del Corso de Corsos que se desarrolló ayer en Cochabamba con la participación de 71 grupos folklóricos y 30 unidades militares. Miles de personas disfrutaron del evento que cierra el carnaval en el país.

El evento empezó cerca de las 9.00 de la mañana con la comitiva oficial de autoridades, el ballet y la banda municipal. Luego ingresaron los conscriptos de los diferentes regimientos militares disfrazados de llamativos personajes de dibujos animados y películas.

Los carros alegóricos motivaban el aplauso del público que se dio cita a lo largo de la avenida Heroínas, el Paseo del Prado y la calle Ramón Rivero, principales puntos de la ruta.

Posteriormente, ingresaron las fraternidades folklóricas. Al ritmo de las bandas musicales que interpretaron conocidas canciones de moda, cientos de danzarines cautivaron al público con la destreza de sus coreografías y pasos. El colorido en sus trajes renovados y la belleza de la mujer cochabambina fueron otros de los ingredientes que caracterizaron una jornada calurosa.

Danzas como caporales, tinkus, diablada, pujyay, entre otras, fueron el deleite de los asistentes. Las autoridades como el alcalde Edwin Castellanos y los invitados especiales, también se sumaron a la algarabía bailando con los danzarines que realizaban sus mejores coreografías llegando al palco oficial.

“El Corso de Corsos se ha convertido en una tradición de los cochabambinos y bolivianos que nos visitan estas fechas para revalorizas nuestras costumbres culturales y disfrutar de nuestro clima y hospitalidad”, destacó el oficial superior de cultura, Uvaldo Romero.

Mientras pasaban las horas, la alegría de los fraternos, contagiaba a las personas que desde sus graderías cantaban las canciones que interpretaban las bandas y se ponían a bailar. La saya afroboliviana fue una de las danzas más pícaras y peculiares que deleitó al público presente. Otros grupos invitados de La Paz, Tarija, Oruro y Santa Cruz también motivaron a la población.

El control policial a lo largo del recorrido fue permanente durante toda la jornada. Cerca de 2.500 efectivos entre policía y militares estuvieron a cargo de la seguridad ciudadana desplegados en puntos estratégicos. Personal de la Intendencia y Policía Municipal también colaboraron en el control de bebidas alcohólicas. De la misma forma, efectivos del SAR – Bolivia, el Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges) y la Defensoría de la Niñez y Adolescencia.

APUNTES

Personal de la Secretaría de la Madre Tierra de la Gobernación y la Alcaldía realizaron un estricto control en la indumentaria de los trajes folklóricos de los danzarines que no podían llevar adornos de pieles y plumas de animales silvestres conforme lo establecido en La ley 1333 de Medio Ambiente. Pese a la disposición, algunas fraternidades de tobas infringieron la normativa.

DATOS

Según datos de la Oficialía Superior de Cultura, cerca de 20.000 danzarines participaron este año de la tradicional entrada del Corso de Corsos agrupados en 71 fraternidades y 30 unidades militares.

Se estima que unas 100.000 personas presenciaron la tradicional entrada del corso este año.

Cientos de personas del interior y hasta exterior del país llegaron a Cochabamba para presenciar el evento.

Mediante ordenanza municipal se prohibió el expendio y consumo de bebidas alcohólicas a 100 metros del recorrido. Pese a la disposición y el control policial desde horas de la tarde se advirtió a jóvenes bebiendo en plena vía pública.

El precio establecido de las graderías y sillas fue de 70 bolivianos independientemente del lugar en el recorrido. Algunos ciudadanos denunciaron que los vendedores cobraron hasta 120 bolivianos infringiendo lo determinado.

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