3 de septiembre de 2013

Devotos y promesantes chunchos dan testimonio de su fe

Una fiesta llena de tradición, religiosidad y devoción que inicia el primer día de septiembre es San Roque, la actividad congrega en fe a familias íntegras tarijeñas participando de la tradicional procesión de los aproximadamente tres mil Chunchos que danzan haciendo en un recorrido por las calles, seguidos muy de cerca por los fieles, dispuestos a cumplir una promesa.

Son miles los peregrinos roqueños que se suman desde lugares muy remotos, cada uno con un particular pedido por la salud ante el Santo curandero, o por agradecimiento especial por alguna gracia concedida; de esta forma el evento se convierte en una gran fiesta de fe que aviva el corazón de los chapacos.
Adolfo Baldivieso, responsable de los promesantes Chunchos, encargado de ver que toda la procesión salga bien, asegura que la organización y preparación viene desde marzo, con ensayos intensificados en agosto para los promesantes chunchos y los custodios del Santo, que además enseñan las labores o figuras a los promesantes más jóvenes que se inician como Chunchos.
Baldivieso comentó que el domingo salieron a las 9:00 de la parroquia con la imagen de san Roque para emprender un recorrido hacia la avenida Víctor Paz, la calle Sucre hasta retornar nuevamente a la Parroquia, el lunes la ruta fue hasta el barrio Juan XXIII visitando las Iglesias de la Tercer Orden, Villa Fátima, Perpetuo Socorro y el hospital Obrero; para hoy se visita el barrio Defensores del Chaco, mercado Campesino donde entregan ofrendas a los difuntos promesantes y de ahí irán al barrio 4 de Julio, hasta la Iglesia de San Martín de Porres para luego tomar camino hacia la capilla de La Loma de San Juan.
“Es una celebración de la espiritualidad y un deseo de búsqueda de Dios muy fuerte de parte del pueblo tarijeño, además es una tradición cultural que nos identifica mucho”, sostuvo.

Promesantes Chunchos
Cada año se suman más promesantes Chunchos que son iniciados por sus padres desde muy temprana edad, no existe registro de cuantos promesantes niños se unen a la procesión, aseguró el responsable, ya que se espera a que estos hagan la primera comunión antes de entrar a la lista de devotos.
No obstante son muchos los padres que entregan a sus niños al Santo, casi siempre pidieron para ellos bendiciones para que se recuperen de alguna enfermedad que incluso llega a poner en riesgo sus vidas, si la gracia es concedida se viste al niño de chunchito y son los padres los que acompañan a cumplir con la promesa hasta que estos tengan edad de ratificar su devoción al santo curandero.
Así comenzó la promesa de José Darío que es chuncho desde sus dos años de edad, nació muy enfermo y sus padres que tienen mucha devoción lo entregaron al Santo prácticamente desde recién nacido, reponiéndose la salud del pequeño se dispusieron a cumplir la promesa y este domingo será el segundo año en cumplimiento a estos rezos que restablecieron la salud del pequeño.
Encontramos a su padre, Reynaldo Sánchez comprando la vestimenta, el pollerín y el ponchillo morado para hijo, comenta que el turbante que el año pasado le quedara grande ahora le viene justo y asegura que se cumplirá con el compromiso hecho con devoción al Santo que le concedió el milagro.
Pero no sólo son los Chunchos los que cumplen promesa, también están los cañeros, tamboreros, quenilleros, alférez, camacheña y gente fiel que acompaña al Santo como seguidores, suman más de 5 mil personas que siguen la fiesta entregando bebidas, sándwiches, masitas, para que se sirvan los Chunchos y en el recorrido por las calles muchas viviendas sacan su mesa al medio de la calle para que el Santo descanse y de la bendición a la familia.
“Con la aglomeración de la gente sólo podemos asentar un momento y levantamos el Santo, muchos hasta lo abrazan, pero ya no se permite hacer eso, con la cantidad de promesantes no se puede perder mucho tiempo la familia en la mesa hace una fila y pasamos el Santo por encima”, explicó Baldivieso.
El sentimiento de devoción y fe de un promesante es grande-añade el promesante, “otras personas preguntan que se gana con todo esto, pero uno se siente bien espiritualmente, es un sentimiento especial de seguir a quien siguió a Jesús, san Roque nos encamina y somos guiados por él que intercede ante Dios por nosotros”, explica.
Santo curandero
Los poderes sanadores y bendiciones a los enfermos son probados por los milagros suscitados en Tarija donde las personas que sufren alguna enfermedad piden ofrendando bultitos que son favores que van colgando en la vestimenta del Santo que intercedió ante Dios, es por eso que el atuendo luce dijes en plata con formas de brazos, piernas, corazones, hígados, entregados por devotos a quienes se les concedió el favor.
Es el Caso de Rogelio Pino, de 58 años de edad, promesante que acompaña la procesión infaltablemente durante los tres primeros días de la fiesta y los tres últimos del encierro, lleva en ello 20 años de su vida y piensa seguir hasta que las fuerzas lo abandonen o la muerte lo encuentre.
“Hice promesa cuando estaba muy enfermo, sufrí un problema cardiaco cuando tenía 38 años, eso me marcó la vida, le recé al patrono y le prometí que no dejaría de acompañar a la procesión si me daba la oportunidad de permanecer con mi familia, y me lo cumplió logré salir ileso y mi corazón ya no es mío le pertenece al Santo”, cuenta el promesante.
Lo propio sucedió con Marieta Vargas, tarijeña de 47 años de edad y devota a San Roque desde que tiene memoria. “Cuando me casé quería mucho tener hijos, pero de niña sufrí un accidente causándome lesiones muy serias en un ovario, luego me enteré porque no podía quedar embarazada, intentamos por muchos años, recurriendo a todos los medios que indicaron los médicos, ya no tenía esperanza, entonces hice la promesa al Santo para que me concediera la bendición de ser madre y hoy mi hija tiene 9 años de edad, yo no puedo estar más agradecida a mi san Roque”, comenta mientras las lágrimas inundan sus ojos.
Carlos Mendieta, uno de los devotos de San Roque, aseguró que cada año viene desde Bermejo, con toda su familia para expresar su agradecimiento por la mejora de su salud, ya que tenía serios problemas de insuficiencia renal pero ahora está completamente recuperado.
Son muchos los testimonios del poder milagroso que se le atribuye a san Roque que cuida y reconforta la salud de sus devotos, “hay que acercarse con fe a pedirle que interceda ante Jesús para que se haga el milagro, no pedimos cosas de valor o materiales, sino salud”, agregó el devoto.
Custodio del Santo
Jaime Michel, es el custodio del Santo patrono, con casi 60 años de devoción su misión en la fiesta es de mucha responsabilidad ya que debe acompañar todos los días la imagen de San Roque a la Iglesia que corresponda evitando sobre todo que las personas toquen al Santo pues su tarea consiste en protegerlo y cuidarlo.
“Lamentablemente hace dos años en el encierro, en algún momento entre tanta gente le robaron un anillo al Santo”, lamentó, es por ello que como custodia va acompañando mañana y tarde en toda la procesión, “me siento muy contento porque es mi promesa hasta cuando Dios permita”, dijo.
Este promesante tarijeño tuvo la interesante iniciativa de incluir en la procesión a las bandas de música de diferentes colegios tarijeños, jóvenes que son evangelizados y que se preparan durante todo el año para armonizar con canciones sacras en la procesión.
El custodio comenta que hace un par de años apenas saliendo de la parroquia se le acercó un señor jubilado del ingenio azucarero y le comentó que era muy devoto, pidió que se le permita cargar la imagen hasta cierto lugar, luego acompaño la procesión en todo el recorrido sin separarse demasiado.
“Al salir de Juan XXIII, entre tanta gente presente en un momento de esos el señor cayó como desmayado bajo el Santo, la procesión siguió pero luego me comentaron que el hombre había fallecido, pienso que vino a despedirse de San Roquito, se lo llevó, era una persona mayor que venía de Bermejo y estaba muy contento, me contó que era promesante y no lo olvido, no imagino forma más linda de morir como profesante, Cayó bajo el Santo”, dijo.
Historias inexplicables como la misma fe que mueve montañas, “las personas que tienen fe vienen libremente y con buenas intensiones son las que más rescatan las bendiciones”, aseguró el custodio.

Amor, fe y compromiso
La fiesta de San Roque llama mucho la atención a nivel Bolivia por ser netamente de tradición, un festejo de fe dónde si bien la comida típica del lugar hace su aparición, se cuida mucho de caer en la tentación de las bebidas espirituosas ya que esto mancharía el concepto de religiosidad de este importante evento católico de los tarijeños.
Desde 1958 el promesante Chuncho, Ivar Valencia Meriles, con 70 años de edad lleva 55 años sin faltar ni una sola vez a su cita con San Roque. “Hacer el recorrido significa imitar el peregrinaje del Santo que recorrió Italia y España cuidando la peste que había en esa época, si quiera una milésima imitamos al caminar, hay algunos que se sientan pero la promesa es mortificación es penitencia, tenemos que ser peregrinos andar, cansarse, ayunar, esa es la promesa”, aseguró.
La promesa es amor a Dios y a la Virgen de Chaguaya, fe de corazón a Jesús y cumplir con el compromiso si estamos entregados a San Roque, explica mientras muestra el cajón envejecido donde guarda su turbante y dónde se lee su nombre y el año de 1958 escritos con marcador, así lo recibió cuando participó de su primera procesión cuando tenía sólo 15 años de edad y su madre lo entregara al patrón san Roque.
“Tuve hepatitis, estaba muy enfermo y muchos médicos me vieron pero no sanaba, mi madre me dijo que me entregaría a San Roque ‘si es para esta vida allá arriba o te quedas conmigo te entrego para que él disponga’ fueron los términos”, cuenta el promesante Chuncho que aún mantiene muy buena salud.
En el año 89, el 19 de marzo, el promesante sufrió un accidente en la Cuesta de Sama, causándole una fractura en la vértebra lumbar que tuvieron que operar, “para el mes de agosto ya caminaba apoyado en un bastón pero ni así interrumpí mi promesa, que mi patrón me escuche, lo que digo es verdad, como hombre de fe no he perdido ni un año y si bien a cuatro meses de mi accidente mi esposa temía por mi salud no podía dejar de escuchar el llamado de las campanas”, mismas que repicaran nuevamente el domingo llamando a todos los promesantes y devotos de San Roque, patrono de los tarijeños.

El encierro
Para la octava, los últimos días del encierro, el domingo 8 de septiembre, se llevará al santo al barrio Senac, pero para el día lunes 9, sólo por este año y respondiendo al pedido del Papa Francisco para evangelizar, no se irá por la calle Colón hasta Villa Abaroa, porque el patrón saldrá en movilidad a las 7:30 hacia el barrio Los Chapacos a la inauguración de la Iglesia Santa Cruz, luego al barrio Lourdes para salir de ahí recién en procesión bajando hacia el colegio Julio Calvo a la Mejillones.
“Para el encierro el día martes 10, siempre tenemos más gente porque es lo más grande de los promesantes porque nos despedimos de la fiesta visitando la Catedral, la capilla de Santa Rosa, la Iglesia de San Francisco y visitamos el hospital general. La procesión comienza en la mañana y termina en la noche”, aseguró el responsable de los promesantes Chunchos, Adolfo Baldivieso.



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La actividad congrega en fe a familias íntegras tarijeñas participando de la tradicional procesión de los aproximadamente tres mil Chunchos
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