25 de mayo de 2013

Las vidas marcadas por el folklore



Severo Juan de Dios Aduviri Córdoba participó como músico en la fiesta del Gran Poder desde 1967. Estuvo allí durante siete años. “Hace 44 años que bailo y soy fundador de la morenada Eloy Salmón; empecé como músico, pero al ver a mis amistades que bailaban me gustó y decidí compartir con ellos en una fraternidad porque desde joven fui folklorista”, relata Aduviri. Hace 72 años nació en la comunidad Kallipa Belén (provincia paceña de Aroma), vino a la ciudad siendo joven y en 2012 fue el último año que cumplió como peregrino danzarín. Este año estará en la fiesta; acompañará a su fraternidad, pero con su manta de vicuña. El pesado traje de moreno ha pasado ya a otra generación. “Muchos de mis compañeros con los que he bailado ya se han finado”, rememora.

Así, este Achachi del Gran Poder piensa que muchas de las tradiciones de antaño se han ido perdiendo. “Antes la diana era más temprano; se realizaba a las 05.00 y se llamaba alba y la zona estaba muy embanderada”, recuerda y sonríe cuando asegura que sus sueños se han cumplido. Se siente privilegiado. “Yo no tenía ni casa ni auto ni nada, vivía de inquilino, pero siempre bailé con fe y ahora todo tengo y mis cinco hijos son profesionales”.

Vidas. El 19 de abril de 1981, los residentes de Achacachi fundaron la fraternidad Plana Mayor. “El motivo principal de crear esta fraternidad, de la cual mi marido fue fundador, fue poder bailar en Achacachi morenada”, relata Genoveva Huanca viuda de Quisberth (57). “Después de tres años de haber bailado en Achacachi, se tomó la decisión de bailar en la entrada del Señor del Gran Poder”, apunta.

El esposo de Genoveva, Demetrio Quisberth, bailó casi 40 años en la fraternidad Plana Mayor hasta que falleció por un problema de salud. “He sido pasante tres años en San Pedro de Achacachi con mucha fe y nunca me ha faltado trabajo ni bienes materiales; desde mis 18 años que me dedico a la venta de vajilla”, comenta.

Huanca ha sido, durante tres años, pasante de su fraternidad. Ésta es su cuarta ocasión. “Siempre he bailado con fe, tengo mi casa en San Pedro y también en la (avenida) Buenos Aires, a veces la gente se fija en centavos y eso no se hace”, asegura luego de asegurar que ha recibido bendiciones.

De igual manera, el hijo de Genoveva, Nelson Quisberth, baila con ella desde hace 20 años. “Los hijos asumimos la responsabilidad de nuestros padres cuando llevan adelante el preste en cuanto a lo económico que es una fuerte inversión”, agrega.

La Plana Mayor está integrada por 200 parejas y su representante, Gabriela Machicado, obtuvo el título de Palla Ecológica, el nuevo título creado en la festividad para generar conciencia sobre el medio ambiente. La próxima generación va tomando la posta.

La fiesta del Gran Poder es un espacio de inclusión

La Fiesta Mayor de los Andes, según investigadores, se ha convertido en un “catalizador social”, donde el poder económico y la participación de personajes reconocidos ha generado un proceso de inclusión social entre grupos sociales.

“Existen fraternidades que invitaron a personajes públicos, como presentadores de Tv y escuelas de baile para participar de la entrada, lo que ha generado inclusión”, sostiene el cientista social Cléverth Cárdenas. El especialista desarrolló un trabajo sobre este tema en 2009, junto con Rossana Barragán, titulado Gran Poder, la morenada.

La Chola. Según la investigación, desarrollada por Cárdenas y condensada en el libro, uno de los personajes relegado socialmente durante muchos años ha sido la chola paceña. “Para contrarrestar esta situación, una de las estrategias usadas es hacer evidente lo costoso de participar de la fiesta y lo caro que es vestirse de chola”, argumenta.

Dentro del trabajo se llegó a la conclusión que vestirse de chola es más caro que vestirse para asistir a un cóctel. “La ropa y telas que se usan para las polleras son finísimas y de precios elevados”.

El investigador acota que las joyas que lucen las bailarinas del Gran Poder de alto prestigio asciende a $us 1.500, a lo que se suman $us 500 del costo de un sombrero de chola, entre otros. “Hay un mensaje detrás del baile, que nos dice a la mujer que están despreciando cuesta muy caro vestirla”, señala.

El pasante es símbolo de prestigio

Poder

- Una muestra de estatus y robustez económica está en debutar como pasante de una de las 63 fraternidades que participan en el Gran Poder.

- El pasante asume la responsabilidad de llevar adelante la fiesta y organizar las recepciones sociales que componen toda la festividad.

- Las fraternidades emplearon aproximadamente $us 60 mil en promedio para organizar el preste que finaliza incluso después de la entrada.


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