26 de octubre de 2009

CATORCE DE LAS 20 PROVINCIAS DEL DEPARTAMENTO PRESENTARON DANZAS ANCESTRALES Invocación a la lluvia, en la VII Entrada Autóctona de La Paz



La séptima versión de la Entrada Autóctona de La Paz, realizada ayer, contó con la participación de delegaciones de 14 provincias del departamento, cuyas manifestaciones artísticas tuvieron en común una invocación a la lluvia para garantizar una buena producción agrícola.

La fiesta, organizada por la Federación Folklórica Departamental, empezó a las 11.20, después de una llovizna que retrasó su inicio, programado para las 08.30. Los 14 grupos se concentraron en la avenida Héroes del Pacífico y Entre Ríos (zona El Tejar) y recorrieron la primera hasta terminar en su intersección con la Mariano Baptista.

Entre las agrupaciones participantes estuvieron Kaswuara Tokoris y Cascachi (Los Andes), Quena Quena, P’uña de Guaraya y Uxusiri (Ingavi), Jach’a Siku (Omasuyos), Capunas-Wuayrus-Thanthas (Larecaja), Jach’a Sicuri (Sorata) y Los Chaxis (Aroma).

Los primeros en hacer su paso por el palco, ubicado frente al Cementerio General, fueron los estudiantes de la Unidad Educativa Kallamarka, de la provincia Los Andes, con la danza kashuara tokoris.

Esta danza reunió a cerca de 20 bailarines que, además de mostrar su coreografía, lucieron polleras rojas y blusas negras que ellos mismos confeccionaron y cosieron.

Elsa Mamani, estudiante de cuarto de secundaria del mencionado colegio, quien participó por primera vez en esta Entrada, comentó que el mismo atuendo lució en el Carnaval de su pueblo, ocasión en que la danza es un recurso para invocar a la lluvia para la buena producción de la papa.

Además de este baile, hubo otros que al ritmo de las zampoñas, pinquillos y demás instrumentos de viento hacían su paso mostrando el colorido de la vestimenta de hombres y mujeres.

Una de las danzas que robó más la atención de los espectadores apostados en las aceras de la avenida fue la capuna, pusillas y wuayrus, de la provincia Larecaja, que contaba con cerca de 30 danzarines; ocho hombres y un niño estaban cubiertos, hasta la cabeza, con cueros y cuernos de oveja.

Mientras que diez niños llevaban en todo el cuerpo pusillas, hojas que crecen a orillas del lago Titicaca, los wuayrus, un grupo musical autóctono, acompañaba a los bailarines.

Según Virgilio Poma, un comunario del cantón San Pedro de Sorajaya, este baile es una herencia de sus antepasados que todavía es practicado en cada carnaval. Desde su experiencia, esta danza “llama a la lluvia” para una buena producción agrícola.

Durante un receso —antes del paso por el palco— los niños bailarines de esta agrupación recibieron dulces y otras golosinas que les llegaba desde el público, particularmente de madres.

Uxurisi es otra danza que también causó buena impresión en el público. Julio Limachi, oriundo de la comunidad Huacullani, de la provincia Ingavi, dijo que bailaban como les enseñaron sus abuelos. Apuntó que “se baila para defender a la papa de la helada en la época de la cosecha”.

Los hombres que bailaron el uxurisi estaban cubiertos, desde la cintura hasta los pies, con una especie de pollerín fabricado de paja e interpretaban el Tocoro, una suerte de quena hecha de caña hueca y con un solo orificio, el principal.

En el ritual, dijo Limachi, mientras los hombres ahuyentan a la helada con su música, al amanecer las mujeres llegan con la merienda, que consiste en katis (papa cocida con cáscara) y p’asa (arcilla).

Chajje fue otra danza que llamó la atención, por la alegría de sus danzarines, hombres y mujeres con serpentinas en el cuello. Eugenio Cutty, un comunario, señaló que en el campo es costumbre adornar el sembradío de papa y bailar alrededor de él.

Premio para ganadores

Dinero en efectivo, víveres, material de construcción y trofeos fueron los premios otorgados a los ganadores de la VII Entrada Autóctona.

El primer lugar fue para la agrupación del uxusiri, que obtuvo 3.000 bolivianos, premio entregado por la Federación Folklórica Departamental.

“Se había anunciado que el premio al primer lugar iba a ser un toro, pero optamos por dar en efectivo el valor del animal, que es de 3.000 bolivianos”, explicó Abdón Saavedra, presidente de la organización.

Agregó que la entrega de los premios al segundo y al tercer lugares la realizará el gobierno municipal. “Ellos se comprometieron a dar 50 quintales de arroz, fideo y otros víveres”.

Los acreedores de estos premios por el segundo lugar son los capuna, pusillas y wuayrus.

A los tres primeros lugares se les darán trofeos, además de materiales de construcción, entre ellos carretillas, picos y palas.

El jurado, apuntó Saavedra, está formado por antropólogos que observaron la originalidad de las danzas y el rescate de las tradiciones.

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