7 de junio de 2009

La fiesta del Gran Poder hizo bailar a los paceños al ritmo de la morenada

Susana Zuñagua lleva casi dos décadas bailando para el Señor del Gran Poder. Vestida con una falda diminuta, que se eleva ante el movimiento de cintura, y unas hombreras que le dan un aire de sensualidad, la alegre rubia de 38 años se lució en la Morenada La Paz Unión de Bordadores de Gran Poder.

La morenada fue la danza que marcó el ritmo de la entrada folklórica que paralizó seis kilómetros de la ciudad de La Paz.

Según datos de la Asociación de Conjuntos Folklóricos, al menos 25.000 bailarines se lucieron en la fiesta mayor del pueblo paceño; en tanto que las agencias de noticias estiman que participaron unos 40.000 danzarines.

Entre las 58 danzas que se presentaron, 16 comparsas se movieron al compás de la morenada. También hubo 10 kullawadas y nueve caporales, entre otros bailes.

Todo empezó aproximadamente a las 7.45. A esa hora, la imagen del Señor del Gran Poder dejó su templo y fue trasladada a la acera de la calle Antonio Gallardo, desde donde fue testigo del paso de los danzantes.

Federico Mendoza, de la Hermandad Santuario del Señor del Gran Poder, destacó la presencia de los bailarines; sin embargo, dijo que la mayoría de ellos pasa de largo por la imagen religiosa. Es más, según comprobó La Prensa, sólo algunos inclinaron la rodilla y le dedicaron alguna plegaria al Señor que tiene la reputación de ser milagroso.

En el reino de los morenos

Los bailarines más numerosos fueron los morenos. Las agrupaciones tenían hasta un millar de participantes y entre los 16 conjuntos se repartía casi la mitad de la totalidad de la Entrada.

Una de las canciones más entonadas fue “Con qué derecho”, que dice: Con qué derecho vienes tú a suplicarme perdón. Con qué derecho, si tú lo has hecho, por eso te lo he hecho yo. Y otras piezas clásicas que hacían vibrar a los morenos, como la tradicional “San José es Oruro, Oruro es San José” o “Sí, sí, sí, yo nací en Potosí”.

Los danzantes varones debían cubrir las calles cargando hasta 20 kilos de peso; en tanto que las mujeres lucían vestuarios coquetos y a veces diminutos.

Los Fanáticos del Gran Poder, Amaba, Juventud San Pedro Residentes de Achacachi y Los Catedráticos fueron los que desplegaron mayor alegría hasta las primeras horas de la tarde. La variedad, el colorido y la sincronía de sus pasos fue una constante.

Tal fue la diversidad de colores, que un bloque de morenos de Los Catedráticos lució un traje rosado que arrancó aplausos y algunas risas entre los asistentes.

El despliegue

Los grupos partieron de la plaza Garita de Lima. A la cabeza estuvo la comitiva oficial entre cuyos miembros figuraba la Palla 2009 Alejandra Selene Pinto, los representantes de los folkloristas y el presidente del Concejo Municipal, Luis Revilla. Los primeros mensajes de las autoridades exhortaron a los danzantes a evitar el abuso de las bebidas alcohólicas y centrarse en la danza.

A pesar del pedido, en el recorrido se desplegaron pasacalles con anuncios de la empresa cervecera, que tenía los derechos de exclusividad. En esos anuncios incluso se detallaba los precios de sus productos.

Otra característica de esta versión fue la presencia—en algunos grupos— de los colores verde y rojo punzón propios de la bandera paceña.

Por ejemplo, la morenada Unión Comercial le dedicó un par de estrofas al Bicentenario; en tanto que el grupo Caporales Bolivia Joven tenía a 150 de sus integrantes vestidos con los colores de La Paz. Los trajes fueron hechos por Simón López.

La china morena Susana Zuñagua también lució la moda paceña. “Para mí es un honor estar aquí”, dijo la mujer que desea repetir la experiencia el año que viene. Sabe que debe cumplirle su promesa de baile al “Tata” milagroso.

Desde el palco

Las calles empezaron a llenarse de espectadores poco antes del mediodía.

La seguridad estuvo encargada a unos 3.000 policías. Además había seguridad privada.

A pesar del control, hubo baches entre los grupos que participaron en la entrada.

La Palla estuvo junto a Evo Morales y García Linera. No dudó en sacarse fotos con ambos.

García Linera y Morales hicieron sonar algunas matracas y departieron con los grupos.

Hubo estricto control de seguridad en el palco. Pero hubo quienes burlaron la vigilancia.

Lourdes Hurtado esquivó la seguridad de Morales y le pidió ayuda para conseguir vivienda.

El Presidente le dio el teléfono de Sacha Llorenti, pero ella olvidó el número.

La presencia de los mandatarios fue fugaz porque después se fueron al estadio Hernando Siles.

Por la noche había pocas autoridades en el palco oficial de la plaza del Obelisco.

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