7 de junio de 2009

La devoción al Tata madrugó y fue el centro de la celebración


Sus trenzas están hechas y sus uñas pintadas. Sólo falta una pincelada de brillo fucsia en el borde del ojo izquierdo para que su rostro termine de ser maquillado en un salón de belleza ambulante, ubicado sobre la avenida Baptista, en la zona del Cementerio.

“Me levanté a las 5.00 y ya son las 9.00. Apenas me dio tiempo de bañarme, tomar un café y colocarme mi traje”, cuenta Karina Sánchez. Afortunadamente, la carpa en la que la joven es arreglada está a pocas cuadras de la plaza Garita de Lima, punto de partida de la entrada del Gran Poder, donde participa por primera vez bailando llamerada.

Sorteando comerciantes y transeúntes a su paso, dos integrantes de la fraternidad Wacas Aymaras pasan corriendo por un tramo de la misma avenida, ocupada desde la madrugada por vendedores de comida, bebida y productos que los danzarines suelen olvidar por la prisa: horquillas para el cabello, pañoletas, guantes, ganchos y otros.

Ramiro Mendoza se aproxima a uno de esos negocios para comprar unas gafas de sol que combinen con su traje gris. Junto a él, Mario Valero aprovecha el espejo que hay en el puesto de venta para verificar si el pendiente que trae en la oreja izquierda está bien colocado. Ambos tocan en la banda que este año acompaña a la morenada Vacunos.

Paralelamente, Tomy Guzmán —integrante de los caporales Urus— hace una escala en el puesto de Fabiola Ramírez para que le coloquen maquillaje en el rostro; por supuesto, uno que contenga protector solar. “Este es el primer año que bailamos y lo hacemos por devoción al Señor del Gran Poder”, dicen a coro Vanesa Orozco y Giovana Villazante, vecinas y miembros de la kullaguada Reyes Relámpagos.

Desde la Garita de Lima, cientos de bailarines comienzan su peregrinaje, rodeados por espectadores, curiosos, comerciantes, policías y guardias ediles.

“¡Sonríe como ya sabes; más movimiento cholita!”, son las indicaciones que el fotógrafo Mario Aruquipa da a las integrantes de uno de los bloques de la morenada Verdaderos Rebeldes.

Al llegar a la calle Antonio Gallardo, los danzantes esmeran sus pasos y movimientos ante la imagen de Jesús del Gran Poder, que ubicado en un altar a las puertas de su templo los observa desde arriba. Algunos detienen su caminar y se hincan a sus pies, otros se quitan las máscara para saludarlo con la señal de la cruz.

“Le agradezco por la familia que me ha dado y le pido tener un buen trabajo”, afirma Claudia Flores, de la morenada Juventud Diamantes. Mientras, Elsa Saucedo —de la morenada Artística Trinidad— manifiesta: “Pedimos con toda fe para que tengamos salud, para que nos guíe y para que nos vaya bien en la vida”.

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